Informe realizado por: Jhovana Alca
El concepto de gestión social del agua se puede enunciar como “una construcción social e histórica, que obedece a reglas y normas antiguas, nunca definitivas, que evolucionan en el marco de relaciones sociales de producción”. ¿Es así como funcionan nuestras infraestructuras e instalaciones hidráulicas, en el marco de nuestras dinámicas históricas? Analizarlo resulta imprescindible para comprender mejor los sistemas complejos de gestión del agua, así como sus perspectivas de adecuación y transformación a futuro.
Para abordar concretamente el estudio de la cuenca del río Cachi con enfoque de gestión social, se buscó identificar “el conjunto de las relaciones y reglas contractuales establecidas históricamente en los territorios de la cuenca”. Se consideró las condiciones de reparto del agua, la operación de las infraestructuras (captación, almacenamiento, distribución) y las modalidades de gestión colectiva de los sistemas, que implican la movilización de recursos y saberes, así como el reparto de tareas y responsabilidades compartidas entre los actores.
La cuenca
La cuenca del río Cachi es una unidad hidrográfica de nivel seis, delimitada oficialmente por la Autoridad Nacional del Agua. Es un espacio que se ubica entre los territorios de Ayacucho y Huancavelica (tiene influencia en los territorios de seis provincias), pero solo 15 de 28 distritos se encuentran completamente en los límites de la unidad hidrográfica, situación que conlleva a una prioridad diferenciada de parte de las municipalidades y regiones, en cuanto a la gestión de este espacio geográfico.
En este sentido, son muchos los actores e intereses puestos en la gestión de los territorios que conforman la unidad hidrográfica del río Cachi. La dinámica demográfica es, sin embargo, diferenciada, desde zonas de crecimiento continuo y vigoroso (la zona urbana/urbanizada de Huamanga) a ámbitos predominantemente rurales. En este sector, la comunidad campesina es la organización social y de gestión territorial por excelencia, porque existen más de 200 comunidades y más de 25 mil familias en la cuenca.
Esta también alberga al sistema de riego más grande de la región y de mayor importancia de la sierra peruana: El sistema hidráulico Cachi (SHC). Son más de 200 km de canales, una represa de 80 millones de metros cúbicos y más de seis mil usuarios para una superficie regada de más de 10 mil hectáreas. Este sistema abastece de agua para consumo humano al área urbana de Huamanga, por lo que cualquier problema de mantenimiento o colapso de la infraestructura pone en riesgo la disponibilidad de agua potabilizada entre una población de 170 mil habitantes.
Hallazgos del diagnóstico
Sobre los límites claramente definidos (físicos y derechos), para establecer sin ambigüedad quiénes son los usuarios que deben contribuir a la sostenibilidad del sistema, existe una delimitación precisa, administrativa y oficial de la cuenca. Empero, no es seguro que haya un sentido claro en la población, de pertenecer al ámbito así delimitado (la cuenca). La pertenencia se encuentra más a nivel de microcuencas, tanto de la margen izquierda como derecha del río Cachi. En los pequeños sistemas de riego, generalmente comunales, los límites físicos y los derechos son generalmente bien definidos y reconocidos histórica y socialmente. Corresponden a una muy larga tradición de gestión del territorio y de sus recursos por parte de las familias y comunidades campesinas. La apreciación vale también, aunque en menor medida, para el agua de consumo humano, ya que se trata, en general, de un servicio reciente. La contribución a su sostenibilidad no aparece como evidente para muchos (entidades estatales, salud, municipalidad, etc.)
Con respecto a las ventajas proporcionales a los costos asumidos, para que cada usuario contribuya al mantenimiento y a la operación en función a sus beneficios, esta proporcionalidad se encuentra en los pequeños sistemas tradicionales de riego. El bajo costo de mantenimiento (no se cobra tarifa, o es mínima) mediante faenas es acorde a la rentabilidad de la producción en pequeñas parcelas. En los sistemas intercomunales, el alto costo de la construcción (varias decenas de millones de Soles) y la modesta rentabilidad de la actividad agrícola, en general, hacen que no se pueda calificar las inversiones de económicamente rentables. En el caso del SHC, la tarifa que se cobra no cubre los costos de mantenimiento, refacción y operación, por lo que se recurre sistemáticamente a recursos del tesoro público. La perspectiva de pago por servicios ecosistémicos es un paso interesante e importante para reconocer la contribución de las familias y comunidades de las zonas de captación (irrigación Cachi, Razuhuillca) en el cuidado, la siembra y la cosecha de agua. Las ventajas proporcionales se encuentran más en lo político o social.
Cuando se habla de procedimientos para la toma de decisiones colectivas de supervisión y vigilancia, así como de sanciones diferenciadas y graduales, se puede decir que la cohesión social es una garantía para el cumplimiento de acuerdos y la aplicación de castigos. En la cuenca del Cachi, se encuentran mayormente en las comunidades, en la gestión de pequeños sistemas (riego, agua para consumo humano, también gestión de otros recursos comunes, como los pastizales, los laymes). En sistemas de riego intercomunales, las reglas de gestión y la articulación a varios niveles (comité, comisión, junta, parte alta, media, baja) requieren tiempo para asentar/afinar “costumbres” de manejo común, para establecer reglas claras con el entorno; es decir, con las otras entidades (que no sean los usuarios directos) involucradas en la gestión del recurso: Sectores estatales, gobiernos municipales y regionales.
En la cuenca no existe conflicto que involucre a una mayoría de actores de esta zona. Los graves problemas de mantenimiento y la necesidad de refacción de la infraestructura del SHC, al no resolverse, podrían desembocar rápidamente en una situación conflictiva mayor. En este caso, organizaciones de carácter regional, como la FADA, el Frente de Defensa, se sumarían a los usuarios directos del sistema para liderar la reivindicación. Los conflictos en torno al acceso al agua a nivel comunal tienen mecanismos de resolución en el marco de la organización comunera. La ALA interviene en desacuerdos sobre derechos de uso de una fuente entre varias comunidades. Otras situaciones, como el reclamo de las comunidades de Sunilla y Unión Potrero al gobierno regional, por daños causados durante la construcción del canal, no tienen un protocolo claramente establecido para resolver la disputa.
Se constata un bajo nivel de reconocimiento formal de derechos de uso de agua, elemento clave de las organizaciones de usuarios. Sin embargo, eso no impide que estas actúen y negocien en el espacio político, social o económico. Grupos de regantes y JASS son interlocutores de las entidades estatales, municipales y regionales, en particular para exigir proyectos, apoyos y financiamientos diversos. El alto nivel de reconocimiento legal de las comunidades campesinas respalda, en todo caso, los derechos consuetudinarios al agua y otros recursos naturales en sus territorios.
Tal es, probablemente, el mayor déficit que encontramos en cuanto a condiciones para una buena gestión de los recursos naturales en la cuenca, porque el inventario de fuentes hídricas es insuficiente, así como los registros de caudales puntuales, las previsiones inexistentes (por ejemplo frente a los efectos del cambio climático). No hay balance hídrico en el SHC y tampoco encontramos informaciones para otro sistema.
Existe, pues, poca costumbre de manejo abierto de la información relacionada con la gestión del agua u otro recurso natural en la cuenca del río Cachi. Está situación va a la par de la poca transparencia y práctica de rendición de cuentas en la esfera pública en general. El manejo a menudo cerrado y excluyente de los “proyectos especiales” ha sido un antecedente nefasto en el caso del SHC.
[1] El Texto toma como referencia el “Diagnósticos sobre la gestión del agua y del ambiente en la cuenca de la microcuenca del río Cachi”, realizado en el 2015 como parte de las acciones del Proyecto Gestión Social del Agua y Ambiente.
Publicado por: Asociación SER
El concepto de gestión social del agua se puede enunciar como “una construcción social e histórica, que obedece a reglas y normas antiguas, nunca definitivas, que evolucionan en el marco de relaciones sociales de producción”. ¿Es así como funcionan nuestras infraestructuras e instalaciones hidráulicas, en el marco de nuestras dinámicas históricas? Analizarlo resulta imprescindible para comprender mejor los sistemas complejos de gestión del agua, así como sus perspectivas de adecuación y transformación a futuro.
Para abordar concretamente el estudio de la cuenca del río Cachi con enfoque de gestión social, se buscó identificar “el conjunto de las relaciones y reglas contractuales establecidas históricamente en los territorios de la cuenca”. Se consideró las condiciones de reparto del agua, la operación de las infraestructuras (captación, almacenamiento, distribución) y las modalidades de gestión colectiva de los sistemas, que implican la movilización de recursos y saberes, así como el reparto de tareas y responsabilidades compartidas entre los actores.
La cuenca
La cuenca del río Cachi es una unidad hidrográfica de nivel seis, delimitada oficialmente por la Autoridad Nacional del Agua. Es un espacio que se ubica entre los territorios de Ayacucho y Huancavelica (tiene influencia en los territorios de seis provincias), pero solo 15 de 28 distritos se encuentran completamente en los límites de la unidad hidrográfica, situación que conlleva a una prioridad diferenciada de parte de las municipalidades y regiones, en cuanto a la gestión de este espacio geográfico.
En este sentido, son muchos los actores e intereses puestos en la gestión de los territorios que conforman la unidad hidrográfica del río Cachi. La dinámica demográfica es, sin embargo, diferenciada, desde zonas de crecimiento continuo y vigoroso (la zona urbana/urbanizada de Huamanga) a ámbitos predominantemente rurales. En este sector, la comunidad campesina es la organización social y de gestión territorial por excelencia, porque existen más de 200 comunidades y más de 25 mil familias en la cuenca.
Esta también alberga al sistema de riego más grande de la región y de mayor importancia de la sierra peruana: El sistema hidráulico Cachi (SHC). Son más de 200 km de canales, una represa de 80 millones de metros cúbicos y más de seis mil usuarios para una superficie regada de más de 10 mil hectáreas. Este sistema abastece de agua para consumo humano al área urbana de Huamanga, por lo que cualquier problema de mantenimiento o colapso de la infraestructura pone en riesgo la disponibilidad de agua potabilizada entre una población de 170 mil habitantes.
Hallazgos del diagnóstico
Sobre los límites claramente definidos (físicos y derechos), para establecer sin ambigüedad quiénes son los usuarios que deben contribuir a la sostenibilidad del sistema, existe una delimitación precisa, administrativa y oficial de la cuenca. Empero, no es seguro que haya un sentido claro en la población, de pertenecer al ámbito así delimitado (la cuenca). La pertenencia se encuentra más a nivel de microcuencas, tanto de la margen izquierda como derecha del río Cachi. En los pequeños sistemas de riego, generalmente comunales, los límites físicos y los derechos son generalmente bien definidos y reconocidos histórica y socialmente. Corresponden a una muy larga tradición de gestión del territorio y de sus recursos por parte de las familias y comunidades campesinas. La apreciación vale también, aunque en menor medida, para el agua de consumo humano, ya que se trata, en general, de un servicio reciente. La contribución a su sostenibilidad no aparece como evidente para muchos (entidades estatales, salud, municipalidad, etc.)
Con respecto a las ventajas proporcionales a los costos asumidos, para que cada usuario contribuya al mantenimiento y a la operación en función a sus beneficios, esta proporcionalidad se encuentra en los pequeños sistemas tradicionales de riego. El bajo costo de mantenimiento (no se cobra tarifa, o es mínima) mediante faenas es acorde a la rentabilidad de la producción en pequeñas parcelas. En los sistemas intercomunales, el alto costo de la construcción (varias decenas de millones de Soles) y la modesta rentabilidad de la actividad agrícola, en general, hacen que no se pueda calificar las inversiones de económicamente rentables. En el caso del SHC, la tarifa que se cobra no cubre los costos de mantenimiento, refacción y operación, por lo que se recurre sistemáticamente a recursos del tesoro público. La perspectiva de pago por servicios ecosistémicos es un paso interesante e importante para reconocer la contribución de las familias y comunidades de las zonas de captación (irrigación Cachi, Razuhuillca) en el cuidado, la siembra y la cosecha de agua. Las ventajas proporcionales se encuentran más en lo político o social.
Cuando se habla de procedimientos para la toma de decisiones colectivas de supervisión y vigilancia, así como de sanciones diferenciadas y graduales, se puede decir que la cohesión social es una garantía para el cumplimiento de acuerdos y la aplicación de castigos. En la cuenca del Cachi, se encuentran mayormente en las comunidades, en la gestión de pequeños sistemas (riego, agua para consumo humano, también gestión de otros recursos comunes, como los pastizales, los laymes). En sistemas de riego intercomunales, las reglas de gestión y la articulación a varios niveles (comité, comisión, junta, parte alta, media, baja) requieren tiempo para asentar/afinar “costumbres” de manejo común, para establecer reglas claras con el entorno; es decir, con las otras entidades (que no sean los usuarios directos) involucradas en la gestión del recurso: Sectores estatales, gobiernos municipales y regionales.
En la cuenca no existe conflicto que involucre a una mayoría de actores de esta zona. Los graves problemas de mantenimiento y la necesidad de refacción de la infraestructura del SHC, al no resolverse, podrían desembocar rápidamente en una situación conflictiva mayor. En este caso, organizaciones de carácter regional, como la FADA, el Frente de Defensa, se sumarían a los usuarios directos del sistema para liderar la reivindicación. Los conflictos en torno al acceso al agua a nivel comunal tienen mecanismos de resolución en el marco de la organización comunera. La ALA interviene en desacuerdos sobre derechos de uso de una fuente entre varias comunidades. Otras situaciones, como el reclamo de las comunidades de Sunilla y Unión Potrero al gobierno regional, por daños causados durante la construcción del canal, no tienen un protocolo claramente establecido para resolver la disputa.
Se constata un bajo nivel de reconocimiento formal de derechos de uso de agua, elemento clave de las organizaciones de usuarios. Sin embargo, eso no impide que estas actúen y negocien en el espacio político, social o económico. Grupos de regantes y JASS son interlocutores de las entidades estatales, municipales y regionales, en particular para exigir proyectos, apoyos y financiamientos diversos. El alto nivel de reconocimiento legal de las comunidades campesinas respalda, en todo caso, los derechos consuetudinarios al agua y otros recursos naturales en sus territorios.
Tal es, probablemente, el mayor déficit que encontramos en cuanto a condiciones para una buena gestión de los recursos naturales en la cuenca, porque el inventario de fuentes hídricas es insuficiente, así como los registros de caudales puntuales, las previsiones inexistentes (por ejemplo frente a los efectos del cambio climático). No hay balance hídrico en el SHC y tampoco encontramos informaciones para otro sistema.
Existe, pues, poca costumbre de manejo abierto de la información relacionada con la gestión del agua u otro recurso natural en la cuenca del río Cachi. Está situación va a la par de la poca transparencia y práctica de rendición de cuentas en la esfera pública en general. El manejo a menudo cerrado y excluyente de los “proyectos especiales” ha sido un antecedente nefasto en el caso del SHC.
[1] El Texto toma como referencia el “Diagnósticos sobre la gestión del agua y del ambiente en la cuenca de la microcuenca del río Cachi”, realizado en el 2015 como parte de las acciones del Proyecto Gestión Social del Agua y Ambiente.
Publicado por: Asociación SER