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Por tercer año consecutivo, San Luis Agua celebró el Día Mundial del Agua, en un congreso internacional que nucleó a destacados exponen-tes del sector hídrico. Expertos de Argentina, España, Canadá, Brasil, Chile, Costa Rica, Ecuador y Perú, sumaron sus aportes a través de expe-riencias, visiones y estudios..
Con 2.458 personas - dentro y fuera del auditorio - se llevó a cabo el “III Congreso Internacional del Agua” en el Complejo Molino Fénix de la ciudad de Villa Mercedes, San Luis, en el marco de la celebración mundial instituida por la ONU bajo el lema "Agua y Energia".

El congreso se celebró convocando a una importante cantidad de inte-resados, sumando a esto diferentes reconocimientos provinciales y nacionales, respecto de las declaraciones de interés pronunciadas en la víspera de la sesión plenaria del 21 de marzo. Además, el encuentro contó con valor agregado, al otorgar puntaje para los docentes de la provincia que asistieron.

APERTURA

Al oficiar el discurso de apertura, el presidente de San Luis Agua Lic. Felipe Tomasevich, se refirió al tema propuesto por Naciones Unidas para el corriente año, en relación a lo cual hizo hincapié en la nece-sidad de impulsar acciones que garanticen la provisión del recurso, acompañada de la aplicación y desarrollo de innovaciones tecno-lógicas para la producción de energía, siempre con el aprendizaje y diálogo necesarios para construir alianzas efectivas en cuanto a re-cursos tan vitales. Bajo esta premisa, Tomasevich concluyó en la idea de que es menester trabajar de manera mancomunada, articulando el conocimiento y políticas de los diferentes sectores que intervienen en la concreción de decisiones orientadas al bien común.

Quien inició el ciclo de conferencias es el actual director de Coor-dinación de la mayor represa hidroeléctrica del mundo, la paraguayo-brasileña “Itaipú”, el Lic. Nelton Friedrich. Su ponencia se concentró en el programa que actualmente dirige, una de las gestiones más relevantes de Brasil y referente en el mundo, llamada “Cultivando Agua Boa”, la cual apunta a crear nexos entre los conceptos agua, energía, inclusión social y productiva y comunidad involucrada.

Friedrich llamó la atención de todos los presentes apelando a reflex-ionar y concientizarse desde el lugar individual dentro de la tierra, como en el ámbito gubernamental e institucional. "Se debe trabajar en los valores de la ética del cuidado, en el cuidado de la vida”, afirmó. “Cultivando Agua Boa” lleva adelante 25 programas y 70 proyectos de responsabilidad socio-ambiental con el objetivo de mejorar la susten-tabilidad de la Cuenca Hidrográfica del Río Paraná 3.

Posteriormente tuvo lugar el panel de expertos latinoamericanos, centrándose en la temática regional. El argentino Gonzalo del Castillo, coordinador de Proyectos Nacionales del Movimiento Internacional Agua y Juventud, presentó su trabajo en comunidades rurales, el cual planteó que las causas de la falta de acceso al agua son el crecimiento de la población mundial, el aumento del consumo y una mayor renta per cápita. Sumado a esto, alertó que en los países en desarrollo se dará el 95% del crecimiento de la población mundial.

Para el 2030, se requerirá un 30% más de agua. Por esto, es que la gestión del agua debe ser tomada muy en serio por la región. Por su parte, la ecuatoriana Jacqueline Cisneros, coordinadora del Programa de Gestión del Agua del Fondo para la Protección del Agua-FONAG, presentó el fideicomiso formado para la protección del agua, mientras que el cierre del panel de expertos latinoamericanos estuvo a cargo del peruano Herberth Pacheco de la Jara, quien integra una iniciativa de la Cooperación Suiza COSUDE que busca articular esfuerzos para mejo-rar las condiciones de acceso a servicios sostenibles de agua y sa-neamiento en el medio rural del Perú, resaltó la importancia de pro-puestas integrales dentro de los hogares rurales, acompañados por la educación y comunicación para iniciar el cambio de hábitos en virtud de obtener los resultados buscados. A modo de resumen, el conductor del III Congreso Internacional del Agua, Sergio Elguezabal, destacó los conceptos clave del panel de expertos latinoamericanos: mayor com-promiso, educación, rescate de valores de lo que fuimos y mejora en las estrategias de comunicación.

CHARLA INSPIRADORA

Uno de los momentos más esperados del Congreso llegó durante la presentación del joven canadiense de 22 años: Ryan Hreljac, fundador y presidente de la Ryan´s Well Foundation (Fundación de Pozos de Ryan). Durante su disertación, Ryan contó detalladamente cómo un proyecto escolar impulsó la construcción de su primer pozo en Uganda con tan sólo 7 años. “Muchos dicen soy sólo un niño, soy sólo una maestra y no se dan cuenta de que es la gente común la que cambia el mundo” señaló el joven canadiense.


A pesar de su corta edad, Ryan se ha convertido en un referente mundial para todas las personas. Desde que creó su fundación, impulsó la construcción de 800 pozos de agua y 1000 baños, acercando agua potable y mejorando la calidad sanitaria de más de 800.000 personas en 16 países.

UN DEBATE CON GRANDES FIGURAS

Luego fue el turno del living “III Debate Nacional del Agua”, moderado por Sergio Elguezábal. De él participaron importantes figuras de distintos ámbitos, como el actor y músico Facundo Arana; el gerente de Programas de la Oficina de Naciones Unidas de Servicios a Proyectos, Alejandro Rossi Valls; el ex diputado y senador Nacional por San Luis, Carlos Sergnese; y la gerente de Sustentabilidad del Cono Sur de Tetra Pak, Flavia Broffoni. Duran-te el debate, los disertantes intercambiaron opiniones, puntos de vista y reflexiones en torno a la temática del agua, en el marco de una charla distendida y amena para los espectadores. Es así que se abordaron problemáticas como la educación, la cultura y la responsabilidad empresarial dentro de la gestión eficiente del agua.

LOS AVANCES DE ESTUDIOS Y PRACTICAS

Al finalizar el living de debate, tuvo lugar la presentación de los avances de los estudios e investigaciones que lleva adelante San Luis Agua, expuestos por la Dra. Ana Carolina Herrero, consultora externa que coordinó el estudio del cálculo de Huella Hídrica en la provincia de San Luis. Este estudio aportó índices del acopio y administración del agua para conocer el volumen de recurso utilizado y disponible en la provincia, a los fines de continuar diseñando políticas hídricas efectivas llevadas adelante por el gobierno. Por su parte, Andrés Dermechkoff, gerente general de San Luis Agua, presentó el sistema de Monitoreo Telemétrico de las Aguas. En San Luis, sólo el 0.15% de agua está disponible, por eso la importancia de los sistemas de medición del recurso para que pueda cuidarse. Para esta medición, la provincia cuenta con 57 estaciones de medición de agua de lluvia, humedad, niveles de ríos y diques, evapotranspiración, temperatura de la tierra y demás datos clave para sus análisis. Toda esta informa-ción se dispone en tiempo real y se almacena en servidores interconectados a través de wi-fi y leídos a través de un software de San Luis Agua.

TALLERES, CHARLAS Y CIERRE ARTISTICO

Luego de concluidas las presentaciones de los estudios imple-mentados en la provincia, se inició la fase de talleres y charlas abiertas, de las cuales participaron Ryan Hreljac y periodistas especializados en la temática ecológica, junto a referentes de ONG, consultoras y académicos expertos. Tales instancias se encuadraron dentro de los Espacio Agua 1 y 2, los cuales tuvieron en cada instancia más de 100 asistentes por taller. Luego de la concentración e intercambio de ideas entre quienes dirigieron los espacios de trabajo y los participantes, la jornada culminó con un show de stand up del actor Diego Reinhold, para coronarse la velada con la música de Lo Justo y Boca Seca, todo ello en la explanada del Complejo Molino Fénix, momento en el cual la muestra de agua Aqua Planetae, el clima y la buena comida acompañaron positivamente.

UN SABADO DIFERENTE

El sábado 22, Día Mundial del Agua, las actividades se concen-traron en la Plaza Pedernera del centro villamercedino. Allí se realizó una kermesse propuesta como acción concientizadora, en la cual se instalaron coloridas carpas con juegos para concien-tizar a toda la familia de modo lúdico y divertido. De esta manera, los asistentes de todas las edades pudieron compartir en familia y con música de fondo, una mañana a pleno sol y siempre con premios para todos. Como dato final, la transmisión del evento se realizó minuto a minuto a través de www.diamundialdelagua.com y El Diario de la República, con cerca de 7.000 televidentes que se fueron sumando durante toda la jornada, sumando un total de 18 mil visitas desde distintas partes de América Latina y resto del mundo. El equipo de prensa y comunicación de San Luis Agua continúa trabajando sobre las conclusiones del congreso, las que pronto serán publicadas en un libro totalmente gratuito y de fácil descarga, además de actualizar constantemente la web del evento y el canal de youtube, en el cual está disponible el video de apertura y para el cual se están editando las imágenes, a fines de cargar allí todo lo sucedido en el III Congreso Internacional del Agua. El epicentro de la temática hídrica, tendrá su cuarta edición en 2015, tal como lo anunciara el gobernador Claudio Javier Poggi durante el cierre de las ponencias.

IMPACTOS, VULNERABILIDAD, MITIGACIÓN Y ADAPTACIÓN AL CAMBIO
CLIMÁTICO EN LOS RECURSOS HÍDRICOS
 



Ing. Aldrin Contreras Flores, Especialista de la Unidad de Glaciología de la Intendencia de Recursos
Hídricos del Instituto Nacional de Recursos Naturales – INRENA, Perú (e-mail:
acontreras@inrena.gob.pe)



INTRODUCCIÓN

Los impactos del cambio climático sobre los recursos hídricos, definitivamente significarán la pérdida de
una importante masa de la reserva de agua dulce del planeta. El incremento de la temperatura y los
cambios en los patrones de precipitación provocarán el aumento de la evaporación y la reducción de los
glaciares a nivel mundial. Probablemente desaparecerán grandes extensiones de bosques, éstos últimos
captadores de la humedad ambiental que se transforma en lluvia y agua de escorrentía de los ríos.
A nivel nacional los impactos del cambio climático, repercutirán en el uso del recurso hídrico que se
destina para fines poblacional, pecuario, agrícola, piscícola, hidroenergético e industrial; es decir, por
efecto de la disminución de la disponibilidad hídrica se pueda comprometer la dotación del servicio en
agua potable y la salud de las poblaciones, la producción agrícola y seguridad alimentaría, la generación
de energía y la producción industrial, entre otros aspectos.
El cambio climático, tendrá una incidencia directa en lo económico y social, como consecuencia de la
alteración de la oferta y demanda del recurso hídrico. Sin duda, la intensidad de los impactos del cambio
climático, dependerá del estado situacional de los sistemas de abastecimiento de agua y la capacidad de
los gestores de recursos hídricos para responder no sólo al cambio climático sino también al crecimiento
de la población y las nuevas demandas por el uso del agua.

IMPACTOS DEL CAMBIO CLIMÁTICO SOBRE LOS RECURSOS HÍDRICOS

Como consecuencia del cambio climático, la superficie glaciar del país se redujo de 2041.85 km2
(HIDRANDINA – 1988, fotografías aéreas del periodo 1962 - 1970) a 1595.6 km2 (CONAM - 1997-1998, base imágenes Landsat), lo cual significa que en 27 años se ha perdido 446.25 Km2 de superficie glaciar. Para el caso de la Cordillera Blanca, la superficie glaciar se redujo de 723.37 km2 (HIDRANDINA - 1988) a 611.48 km2 (CONAM - 1997-1998) y 535.7 km2 (INRENA – 2007, base imágenes Spot de 2003), que representa una pérdida de 187.67 Km2 de superficie glaciar en 33 años. En los Gráficos Nº 01 y Nº 02 se puede observar, la reducción de la superficie glaciar a nivel nacional y de la Cordillera Blanca respectivamente.




La variación de la superficie del frente glaciar es particularmente dramática y preocupante, según el
estudio y monitoreo de glaciares de la Cordillera Blanca que realiza el INRENA a través de la Unidad de
Glaciología, se tiene que el glaciar Broggi ha retrocedido 941.17 metros en 56 años (1948-2004) a una
velocidad promedio de 16.81 m/año, el glaciar Uruashraju 682.67 metros en 57 años (1948-2005) a una
velocidad promedio de 11.98 m/año, el glaciar Yanamarey 724.61 metros en 57 años (1948-2005) a una
velocidad promedio de 12.71 m/año, el glaciar Gajap 499.49 metros en 57 años (1948-2005) a una
velocidad promedio de 8.76 m/año y el glaciar Patoruri 490.67 metros en 25 años (1980-2005) a una
velocidad promedio de 19.63 m/año. En el Gráfico Nº 03 se observa la variación del frente de los glaciares
monitoreados en la Cordillera Blanca.


Los efectos del calentamiento global sobre el glaciar son cada vez más visibles, este fenómeno a
ocasionando prácticamente la desaparición del glaciar Broggi, el cual venia siendo monitoreado por el
INRENA hasta el año 2004, el glaciar Yanamarey que actualmente también viene siendo monitoreado
podría desaparecer en el 2010 y Pastoruri en el 2015, ya que entre 1995 y 2005 perdió el 40 por ciento de
su superficie glaciar. Se estima que para los años 2015 ó 2020, todos los glaciales por debajo de los 5000
m.s.n.m. habrán desaparecido.




El IRD de Francia, como resultado de la simulaciones realizadas en base a los datos del monitoreo
de glaciares en la Cordillera Blanca, ha determinado que de todas maneras los glaciares aportarán un
máximo de agua entre 2030 y 2050; luego disminuirá progresivamente el aporte de agua entre 2050
y 2170 y finalmente desaparecer entre los años 2170 y 2250. Es decir, que en los próximos 25 años
habría un aumento en el caudal de estos en cuencas en que la nieve es una fuente importante de
agua y que posteriormente, luego de esta abundancia ocurriría una disminución del abastecimiento
de este recurso en muchos países, tal es el caso del Perú.

Los impactos del cambio climático en los recursos hídricos se resumen en:

•Reducción de las reservas de agua disponible de los glaciares (deglaciación).
•Incremento de peligros de origen glaciar (desprendimiento de frentes glaciares inestables y
formación de lagunas de origen glaciar con presas morrénicas inestables).
•Incremento de la demanda de agua por el aumento de la temperatura (mayor
evapotranspiración).
•Incremento de la evaporación en las presas de almacenamiento (reducción de la disponibilidad
hídrica).
•Incremento de la frecuencia e intensidad de eventos extremos tales como sequías e
inundaciones (por investigar).
•Incremento de la frecuencia e intensidad del Fenómeno El Niño (por investigar)
•Variación en la cantidad de lluvia precipitada (incremento o disminución); por investigar.
•Variación en los regímenes de lluvia (frecuencia e intensidad); por investigar.
•Variación de la disponibilidad hídrica superficial y subterránea (por investigar).
•Mayor escorrentía y adelanto del pico de descarga de primavera, en muchos ríos que se nutren
de glaciares y nieve.
•Calentamiento de lagos y ríos en muchas regiones, con efectos en la estructura térmica y la
calidad del agua.


VULNERABILIDAD

Los recursos hídricos en el país son limitados, por que tanto la demanda como la oferta de agua, se
encuentran concentradas en la región árida de la costa, que es la parte baja de la vertiente occidental,
donde se localizan las 53 cuencas del Pacífico, cuyas zona altas y medias se ubican dentro del área
estrictamente andina semiárido, donde se ubican las zonas altas y medias de las 44 cuencas del
Atlántico, con el otro sector de las partes medias y sobre todo las bajas con mayor potencial hídrico. Este
limitado recursos hídrico, tiende a reducirse por efectos del acelerado proceso de deglaciación o la fusión
acelerada de la masa de hielo, que son fuente de agua de los lagos, lagunas y ríos; los cuales
representan la oferta de agua del país.

•Inadvertencia de la ocurrencia del cambio climático.
•Inadecuada densidad de estaciones hidrometeorológicas e hidrológicas para el monitoreo de
temperaturas, precipitación y caudales; variables que son sensibles al cambio climático.
•Poca difusión o restricciones al acceso de información hidrometeorológica.
•Red de monitoreo de glaciares aún insuficiente en la región central y sur del país.
•Insuficiente investigación en el cambio climático y los recursos hídricos en las cuencas del país.
•Dispersa organización institucional para la gestión de los recursos hídricos en el país.
•Ocupación y uso inadecuado del territorio en el país.



MITIGACIÓN DEL IMPACTO DEL CAMBIO CLIMÁTICO EN EL PAÍS

Las medidas de mitigación frente al cambio climático que se adopten en el país, deberán estar
principalmente orientadas a la reducción de la vulnerabilidad, ya que la contribución de nuestro país en el
incremento de la temperatura por la emisión de gases de efecto invernadero es mínima en la escala
global (menos del 0.5%). Obviamente una política de reducción de emisión de gases de efecto
invernadero influirá sensiblemente de manera positiva en la salud ambiental de la población.


ADAPTACIÓN

Las medidas de adaptación que se adopten en el país, serán más efectivas, si se tiene un conocimiento
adecuado de los impactos que causará en el país el cambio climático, requiriéndose para ello los
resultados de las investigaciones que se realicen en aquellos aspectos en los que hay incertidumbre. A la
fecha se han realizado en el país investigaciones de la reducción de glaciares y la disponibilidad hídrica
en la cuenca del río Santa, investigación que se ha desarrollado en conjunto por el INRENA (a través de
la Unidad de Glaciología) el Instituto de Investigación y Desarrollo de Francia IRD y el SENAMHI.
Las medidas de adaptación ante el cambio climático en los recursos hídricos comprenderán entre otros
aspectos los siguientes:

•Organización institucional adecuada (responsabilidad y coordinación)
•Enfoque de Gestión Integrada de los Recursos Hídricos, tomando como unidad más adecuada la
cuenca hidrográfica.
•Gestión de la demanda de agua.
•Incremento de la eficiencia y optimización del uso del recurso hídrico.
•Gestión adaptativa de los recursos hídricos.
•Implementación de la planificación territorial y uso adecuado del territorio en las cuencas
hidrográficas.
•Sensibilización de la población ante el cambio climático y su impacto en los recursos hídricos.

Obviamente, todas estas medidas se tienen que tomar en concordancia con otras que permitan mejorar ladisponibilidad hídrica, tales como la contaminación de las aguas.

Fuente:  Plataforma ASOCAM


Perú: saberes indígenas para el cambio climático

By Anita Makri



Del 1 al 12 de diciembre, Perú será sede de la vigésima Conferencia de las Partes (COP 20) organizada por la Convención de las Partes de la Organización de Naciones Unidas sobre Cambio Climático, la reunión más reciente impulsada por el organismo de decisión sobre cambio climático.
El evento promueve la participación de los pueblos indígenas, que podrán presentar sus puntos de vista y discutir soluciones durante la reunión. Además, el ministro de Ambiente de Perú se ha referido al papel de la ciencia, la tecnología y el conocimiento tradicional para enfrentar el cambio climático.
A través de imágenes y entrevistas, este especial prueba cómo la ciencia se combina con el conocimiento tradicional en el Parque de la Papa, un área en la región de Cusco, Perú, donde las comunidades quechua viven y trabajan sistemáticamente para preservar cientos de variedades de papa nativa así como otras raíces vegetales y tubérculos andinos

(Fotos de Anita Makri y Bibiana Melzi)


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El cartel que da la bienvenida a los visitantes del Parque de la Papa
“Sumérjase en las raíces de los Andes”, se lee en un gran cartel al costado del camino mientras transitamos por el Valle Sagrado de los Incas. Estamos en los Andes peruanos, a unos 3.100 metros sobre el nivel del mar, y vamos a entrar al Parque de la Papa.



Potato-Park
Este parque es un área protegida que abarca más de 9.000 hectáreas
El Parque de la Papa es una iniciativa de conservación dedicada a preservar las variedades nativas de los cultivos, y es una de las pocas en el mundo donde los pobladores gestionan y protegen los recursos biológicos con conocimiento tradicional. Colabora con el Centro Internacional de la Papa (CIP), institución de investigación, y es gestionado por la organización no gubernamental Andes.

Más de 6.000 personas viven allí, en seis comunidades, compartiendo la tierra, la cultura y la tradición construida en torno a la preciada papa nativa.



Lino
Lino Mamani es un ‘guardián de la papa’, título que refleja su involucramiento con el trabajo de conservación técnica en el parque.
A más de una hora de mi visita, hablo con Lino Mamani (en la foto), que gestiona el almacén que también funciona como un “banco de papa”, y alberga más de 1.000 variedades del tubérculo cultivadas en el parque. Según las palabras traducidas por la periodista y productora peruana Bibiana Melzi, Lino me cuenta cómo el cambio climático está afectando la vida de los agricultores.

“Primero que nada, hay mucho sol. Y la lluvia llega demasiado temprano. De ese modo estamos recibiendo lluvia antes de estar listos, y también vemos que la helada llega antes”, dice. “Entonces, el problema es que tenemos que plantar papas cada vez más alto y más alto”.



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“La papa es nuestra columna vertebral”, dice Lino Mamani. Para los locales es el centro de la agricultura y la cultura.
Esta es una de las razonas del por qué la comunidad valora la vasta diversidad de variedades de papa que se guardan allí. Mamani explica que están experimentando con la siembra —haciendo crecer papas a mayor o menos elevación— para adaptarse a los cambios. Las festividades con ofrendas a la tierra y los bailes a menudo acompañan esa rotación, una señal de la profunda conexión entre la papa y la cultura local.



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La comunidad colectivamente es propietaria de la tierra que ocupa el parque, y cada familia trabaja en una pequeña parcela para cultivar papas para alimentarse.

Los lugareños viven y trabajan la tierra mediante el ayllu, un tradicional sistema de reciprocidad. Esto significa que si la gente que vive a mayor altura no puede cultivar un tipo particular de papa como resultado del cambio climático, puede confiar que el resto de la comunidad compartirá lo que produzca.

También se están adaptando al cambio climático mediante la polinización cruzada de las variedades de papa existentes en busca de tipos más resistentes. Y, como descubrí, este es uno de los caminos en los que la ciencia se complementa con el conocimiento tradicional.



greenhouse
Los invernaderos permiten a la comunidad controlar las condiciones bajo las cuales se cultivan las semillas de papa.

Hablé con Lino Loayza, coordinador de campo de ANDES, sobre el aporte de la ciencia al trabajo que se realiza en el parque y cómo se vincula con el conocimiento tradicional.

Loayza relata los conceptos básicos del mejoramiento de las variedades de papa. Explica que la planta de papa produce dos tipos de semillas: las semillas de las flores y las semillas de los tubérculos. Debido a que los tubérculos-semilla son susceptibles a los virus, es la semilla obtenida de la flor la que se planta en el invernadero. Los tubérculos bebés que crecen de esas semillas luego se plantan en los campos. Producir papas utilizables toma al menos cuatro años de trabajo de campo.



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Las semillas obtenidas de diferentes variedades de papa son sembradas o guardadas en el almacén.

Ahora, el CIP está enseñando a los agricultores este método para obtener mejores semillas, transfiriendo el conocimiento científico de modo que las comunidades indígenas puedan continuar cultivando y cosechando papas nativas.

“Hay otro tipo de investigación, que es mucho más científica”, reconoce Loayza. “Pero este método es mucho más fácil y rápido. Usa el conocimiento propio de la gente. Estas personas no han ido a la escuela, no recibieron ese tipo de educación, pero tienen conocimientos de siglos de trabajo con papas. Pero necesitan esta información extra [científica]. Ambos necesitan vincularse: el conocimiento tradicional con el científico”.



Park-people
El respeto por el conocimiento de los miembros de la comunidad es el secreto para preservar la amplia variedad de papas nativas, según ANDES
ANDES comenzó a trabajar en el parque a mediados de la década de 1990, con el objetivo de proteger el ambiente. Pero la ONG pronto se dio cuenta de que las comunidades eran guardianas de una rica variedad de papas, y empezaron a trabajar para preservarlas. Así, en 2002, empezaron a trabajar con papas. “Primero, aprendiendo de la gente local”, dice Loayza, “y luego enseñándoles ciencia”.

Le pregunto a Loayza qué puede aprender el mundo del trabajo realizado en el Parque de la Papa. Primero, señala que muchas ONG han trabajado en esta área, por lo general imponiendo su ciencia en las comunidades que han vivido aquí por generaciones. Pero "para ANDES, tener respeto por la gente de aquí, esa es la ley", dice.

Los miembros de la comunidad que trabajan en el parque dicen lo mismo: que en el pasado, las ONG aparecían, hacían el trabajo y se iban sin dejar nada de información detrás.



storeroom
Almacén en frío donde se guardan las semillas de todas las variedades de papa que hay en el parque. No tiene electricidad, y el diseño del edificio imita el usado por los incas.
Le pregunté a Loayza de qué otro modo se aplica la ciencia en el parque. Este proyecto comenzó con la investigación, recuerda. ANDES empezó a recolectar sistemáticamente diferentes variedades de papa del área y a registrarlas.

La ONG también firmó un acuerdo con el CIP, que había recolectado muestras de papas en el área durante años. Como resultado, se reintrodujeron 410 variedades de papas en el área. “Trajeron del banco genético las pequeñas semillas en tubos de ensayo, y está 100 por ciento garantizado que son las mismas especies que tomaron ellos”, dijo Loayza. “El CIP reúne su ciencia para caracterizar e identificar, a través de investigación molecular, las papas del área. Entonces [la comunidad] puede decir que tienen 1.347 variedades.



Mariano
Mariano Sutta es otro de los 12 ‘guardianes de la papa’ del parque.

Los lugareños también están aprendiendo cómo polinizar flores para crear nuevas variedades sin tener que plantar los tubérculos. Ellos se están beneficiando de la ciencia para identificar las variedades.

Mariano Sutta (en la foto), dice: “Como gente de papa, conocemos el proceso completo de la agricultura que aprendimos de nuestros padres. Pero debemos aprender a leer a las papas”.

Según Loayza, los locales pueden identificar las diferentes variedades de papa a partir de su color, forma, sabor y cuán arenosa es su textura. “Pero ahora también sabemos cómo reconocerlas a través de sus hojas, tallo, flores”, dice. “Ahora pueden leer las tablas de información sobre las características, tales como el color de la flores, y el color y la forma del tallo”.



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En los últimos 15 años, la comunidad ha mantenido registros sistemáticos de las variedades de papa del parque.
Sutta me dice que hay beneficios tangibles de este conocimiento: hace el trabajo más simple y más productivo. “Cada [tipo] de papa puede contraer diferentes enfermedades, por lo que si estamos seguros de qué papa es, sabemos cómo desinfectarla efectivamente. Y, por supuesto, eso hace nuestra vida más fácil”.

La ciencia y el conocimiento indígena también coexisten cuando se trata de la desinfección. El método tradicional de eliminación de virus es mediante la rotación de las terrazas donde se siembra cada variedad de papa. Los científicos del CIP utilizan sus propios métodos, como aplicar calor para matar virus y hacer crecer plántulas in vitro, antes de retornar las variedades ‘limpias’ a los agricultores.



potatoes
Las papas se cultivan comunalmente y se distribuyen entre todos los que viven en el parque.

Este conocimiento científico está ayudando a la comunidad a adaptarse al cambio climático intentando lograr lo mejor de las variedades de papa en sus tierras. “Ahora podemos obtener semillas para sembrarlas o para mantenerlas durante diez o 20 años”, dice Mamani.

También se refiere a dos variedades de papa cultivadas a diferentes altitudes a lo largo del parque. Una variedad de papa amarga llamada Moraya se cultiva entre los 4.200 y 4.800 metros, pues puede soportar climas severos. Esta papa se vuelve blanca como resultado de un proceso, que incluye la deshidratación y el secado por congelamiento, antes de ser almacenada. El Chuño es otra papa que es secada por congelamiento y procesada de un modo similar a la Moraya, pero su pulpa se mantiene negra.

“Chuño y Moraya, para nosotros, significan seguridad alimentaria. Puedes almacenar Chuño en cualquier lugar que quieras, por uno o cinco años”, dice Mamani. “Tenemos razones detrás de la preservación de todas estas variedades”.

La versión original de este multimedia se publicó en la edición global de SciDev.Net

Este artículo fue publicado originalmente en SciDev.Net. Lea la versión original aquí.

GWP Senior Knowledge Management Officer Dr. Danka Thalmeinerova wonders about the connection between headline messages and real action in water management. 
 

https://globalwaterpartnership.files.wordpress.com/2014/11/small-water-retention.jpg?w=588&h=249
globalwaterpartnership


Water leaders sometimes seem to develop new messages in order to justify holding global meetings. Messages such as “towards sustainable water solutions”, “economic development and water security”, “nexus thinking”, “water for development”, and “sustainable growth” are tailored to present new trends and initiatives. But do these messages make a difference on the ground?

For example, “Green Growth” and “Green Infrastructure” have become popular terms in the last 10-15 years. But these concepts have not yet been introduced in national policies or investment plans. The most common response to water management challenges has been to increase investment in solid engineering infrastructure. That response is attractive to politicians because infrastructure is visible and technologies are well tested. So, after a big flood, bigger dikes are built. After a severe drought, more irrigation channels are constructed or deeper groundwater pumps are installed. Other alternatives to mitigate floods, control erosion, and purify wastewater are not given full attention. Even water managers have little understanding of these “green” terms.

Green infrastructure is usually perceived to be a conservation approach, allocating water to the ecosystem in order to secure biodiversity “gems.” The water sector has not overlooked ecosystems. However, implementation of green infrastructure solutions is not fully embedded in water policies as solutions to water management problems. On the contrary, modern water legislation brings several restrictions to alternative solutions. One reason is that the promotion of green infrastructure pushes water planners beyond engineering and beyond the water sector. Land use enters here and it requires the involvement of agriculture, forestry, and nature protection managers to make changes.

Several existing definitions of green infrastructure do not make it easier to get ownership by decision making processes. The most frequently used definition refers to green infrastructure solutions that “are based on the utilization of ecosystem services.” What does this mean in a concrete situation? How can this compete with traditional requests for reliable water supplies and minimizing the impact of extreme events? Can you be sure that restoration of wetlands will be sufficient to filter effluents and absorb pollution? Some answers are found in a recently published Guide on Green Infrastructure (2014). Green solutions are categorized and examples of green infrastructure solutions are displayed. The guide will probably be read mostly by scholars and researchers (it’s 76 pages!), less by practitioners.

The other day I saw a short video which made me realize that things are happening “on the ground” which show green infrastructure actions. Since 2013, GWP Central and Eastern Europe (CEE) has been implementing the Integrated Drought Management Programme (IDMP), which aims to support governments in the development of drought management plans. GWP CEE experts from four countries are testing small water retention methods in the field and are collecting good practices. In the video, GWP CEE presents these alternative measures – showing real examples of the application, effects, and benefits of green infrastructure. The video addresses the role of small water retention in situations such as erosion control, water purification, flood control, urban storm water control, and drought management. It deserves your attention, so watch the video now. It’s time to promote what is happening at the local level to the global level!



La lucha por la tierra: multinacionales vs. pueblos indígenas



http://ichef.bbci.co.uk/news/ws/304/amz/worldservice/live/assets/images/2013/09/27/130927094637_indigenas_304x171_ap.jpg
31% de las tierras que los gobiernos conceden a la explotación industrial pertenecen a indígenas. ©BBC


Una de cada tres hectáreas que gobiernos de América Latina, África y Asia conceden a la explotación minera, agrícola-industrial o forestal se superpone con tierras de comunidades indígenas.

El Proyecto Munden, comisionado por la organización global Derechos y Recursos, analizó unas 153 millones de hectáreas en concesión en 12 países y halló que el 31% de esa superficie se encontraba en territorio indígena.

El estudio se concentró en cinco países de América Latina (Argentina, Brasil, Chile, Colombia y Perú), tres de África (Camerún, Liberia y Monzambique) y cuatro de Asia (Camboya, Indonesia, Malasia, y Filipinas).

Uno de los casos más extremos es Argentina donde un 84% de las concesiones para el cultivo de la soja está en territorio indígena.

En las concesiones mineras de Chile, Colombia y Filipinas el relevamiento encontró que un 30,5% de las zonas explotadas eran de propiedad indígena.

Según Augusta Molnar, directora de Derechos y Recursos, es una situación potencialmente explosiva para todas las partes involucradas.

"Los estados suelen conceder la explotación sin tomar en cuenta que esa tierra pertenece a poblaciones indígenas. Todo esto es un riesgo para los inversores que pueden perder su dinero, para los países que quedan expuestos a litigios e indemnizaciones y para los indígenas que corren el peligro de perder su sustento", le indicó Molnar a BBC Mundo.


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En Bolivia hay un largo conflicto con los indígernas por la construcción de una carretera en su territorio. ©BBC



El precio de la tierra

Las compañías pueden perder en litigios el dinero invertido en la explotación.

Otro riesgo que corren es la paralización de un proyecto. Según una estimación, el costo por la suspensión de actividades en grandes proyectos mineros puede rondar los 20 millones de dólares por semana.

En ocasiones, los gobiernos tienen que pagar los platos rotos haciéndose cargo de las indemnizaciones a compañías multinacionales.

En el sector agrícola, el informe estima que hay una producción de alrededor de US$5.000 millones en peligro.

En el campo de las concesiones forestales, un solo país, Camerún, podría experimentar pérdidas equivalentes a un 0,4% del PIB.

En Filipinas el conflicto por la tierra en torno al proyecto minero de Tampakan pone en peligro una inversión de casi US$6.000 millones.

No es un tema que va a desaparecer como por arte de magia.

Hoy en día hay unas 451 millones de hectáreas a nivel mundial que son propiedad de comunidades indígenas o están administradas por esas comunidades con autorización del estado: el doble que en 2002.

La democratización planetaria y la conciencia sobre problemas medioambientales han favorecido este creciente reconocimiento del derecho indígena.

"Por su composición poblacional y por su historia América Latina está bastante más adelantada en este reconocimiento que Asia y Africa. Pero la explotación minera está volviendo a ejercer presión sobre el tema", aclara Augusta Molnar.

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La minería ha tenido un auge en América Latina.©BBC
 
El Dorado

La minería, que produjo mitos como El Dorado, ha vivido en América Latina un nuevo boom en este siglo con el creciente valor de las materias primas que impulsó la plena incorporación de China e India al mercado mundial.

En valores de 2010, la minería representó el 65,9% de las exportaciones de Chile, el 62,7% del Perú, el 34,6% de Bolivia, el 19% de Brasil, el 7,2% de Colombia, el 4,8% de Argentina.

Pero su expansión de la mano de la inversión extranjera -que en 2012 alcanzó un record regional de más de US$173.000 millones- se ha visto acompañada de conflictos sin distinciones ideológicas.

El gobierno de centro derecha de Ollanta Humala en Perú se vio obligado a suspender el proyecto de la mina de plata de Santa Ana de la multinacional canadiense Bear Creek.

En Ecuador el presidente Rafael Correa tuvo que enfrentar la oposición indígena por la extensión de las concesiones petroleras a la Amazonia Sur y la costa y la luz verde a grandes proyectos mineros en la sierra y la selva.

En Bolivia el gobierno del presidente Evo Morales se encuentra en un largo conflicto con los indígenas amazónicos que rechazan la construcción de una carretera que atraviesa el Parque Nacional Isiboro-Secure, esencial para un proyecto de explotación de hidrocarburos.

"Hay dos tipos de conflictos. En algunos casos se trata de que la concesión está en territorio indígena. En otros que afecta la vida del pueblo indígena porque está muy cerca y perturba el suministro de agua, algo que pasa mucho con la inversión minera", le dijo Augusta Molnar a BBC Mundo.

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El Proyecto Munden analizó 12 países en todo el mundo. ©BBC

Entre la ley y la violencia

El relativo avance legislativo de América Latina no es suficiente para lidiar con los conflictos que surgen por esta superposición del derecho comunal indígena y el del estado central.

"Las leyes existen. El problema suele ser su aplicación", le indicó a BBC Mundo Molnar.

Los conflictos se saldan muchas veces con la represión policial o la aparición de grupos paramilitares.

En el estado de Matto Grosso del Sur, fronterizo con Paraguay y Bolivia, fueron asesinados unos 279 indígenas entre 2003 y 2011 en conflictos estimulados por el creciente valor de las tierras con el boom de los precios de materias primas.

Un informe de una organización de apoyo a los derechos de los indígenas, First Peoples Worldwide, halló que más del 30% del petróleo y gas producido por compañías en el listado Russel de las 1.000 compañías más importantes se encuentran en territorio indígena.

Los 12 países analizados en el Proyecto Munden apenas constituyen una muestra. La realidad es que estos conflictos se extienden a muchas otras naciones de América Latina, Asia y África, desde Guatemala hasta Kenia o Tailandia.

"La solución es reconocer los derechos e invertir lo necesario en involucrar a las comunidades como un parte integral del diseño de un proyecto de inversión. Esto da más certeza a las empresas sobre la viabilidad y estabilidad de su inversión a largo plazo", le señaló Molnar a BBC Mundo.


Tomado para su difusión sin fines de lucro de: BBC

Importancia de las aguas subterráneas






Jefferson Valencia


La importancia de las aguas subterráneas

En los últimos años se han podido presenciar ciertas evidencias del cambio climático y de sus impactos en los recursos hídricos. Estos impactos modifican la tasa de escorrentía superficial y la recarga de los acuíferos. Las aguas subterráneas son una fuente crítica de agua potable para casi la mitad de la población mundial, además de suplir necesidades de irrigación en la agricultura. Por otro lado, éstas son también importantes para el sostenimiento de corrientes, lagos, humedales y otros ecosistemas asociados.

El flujo subterráneo en acuíferos poco profundos forma parte del ciclo hidrológico, y resulta afectado por la variabilidad y el cambio climático por efecto de procesos de recarga y por la intervención humana en numerosos lugares. Los niveles subterráneos de numerosos acuíferos del mundo han experimentado una tendencia decreciente durante los últimos años, aunque ello se debe, por lo general, al bombeo de agua subterránea a un mayor ritmo que la recarga, y no a una disminución freática relacionada con el clima.

Los impactos directos del cambio climático sobre los procesos naturales pueden ser exacerbados por las actividades humanas. La extracción en exceso de aguas subterráneas, por ejemplo, podrían ser necesitadas en áreas donde hayan recursos hídricos contaminados o insostenibles causado por sequías o inundaciones. Los efectos del cambio climático sobre los recursos hídricos subterráneos están, por lo tanto, vinculados a otros cambios globales que incluyen el crecimiento poblacional, la urbanización, el cambio en el uso de la tierra, que se juntan a otras tendencias socio-económicas y políticas. La respuesta de estas aguas subterráneas a los mencionados cambios globales es una compleja función que depende de la variabilidad del cambio climático, la topografía, las características propias de los acuíferos, la dinámica de la vegetación, y de la actividad humana.


La extensión de los impactos del cambio climático

Los efectos del cambio climático a nivel regional, dados por los cambios observados en la temperatura y precipitación en los Andes, han provocado un rápido y acelerado retroceso de los glaciares tropicales en toda la región. A la larga, estos cambios en el volumen de los glaciares provocarán cambios considerables en la hidrología estacional de los glaciares aguas abajo.

En un caso hipotético futuro en que los glaciares sigan retrocediendo y lleguen a desaparecer por completo, al menos de las cuencas de captación de menor elevación, resulta lógico suponer que la escorrentía pasará gradualmente de suministrar agua en forma continua a una situación en la que en su mayor parte se concentrará en la estación lluviosa y, por tanto, se disminuiría el volumen de agua que podría infiltrarse en el acuífero, con un caudal base escaso o nulo en la estación seca.

Una disminución generalizada de la entrada y almacenamiento de las aguas subterráneas, llevaría consigo una disminución de las descargas naturales de éstas, afectando por tanto, a los ecosistemas que dependen de las aguas subterráneas. Las salidas del agua subterránea pueden producirse por la acción del hombre mediante bombeos fundamentalmente, y de modo natural a través de manantiales, ríos, humedales y directamente al mar.

Es por eso que los problemas actuales en torno a la disponibilidad del agua en los Andes, sumados a las proyecciones de retroceso de los glaciares en el futuro, las posibles reducciones en las precipitaciones y el crecimiento demográfico continuo, los cuales tienen afectación directa sobre los acuíferos, requieren que rápidamente se formulen y apliquen estrategias de adaptación y mitigación, que podrían ayudar a aliviar, tanto a corto como a mediano plazo, los conflictos relativos al acceso a agua salubre.


Adaptación y mitigación de los impactos

En algunos casos, las soluciones técnicas podrían aliviar una parte de la escasez de agua, ya sea mediante la construcción de pequeños embalses, la reducción del volumen de agua contaminada que no se utiliza instalando plantas de tratamiento, el aprovechamiento de nuevos recursos de aguas subterráneas o la simple instalación de sistemas privados de almacenamiento de agua. Sin embargo, con frecuencia la aplicación de este tipo de medidas se ve obstaculizada por la falta de conocimientos sobre la disponibilidad, calidad y dinámica del agua. La comprensión de procesos físicos fundamentales de flujo, almacenamiento y calidad del agua en muchas cuencas de captación es deficiente.

Por último, es muy importante fortalecer la posición institucional de las autoridades que realizan investigaciones sobre los glaciares, la ordenación del agua y sobre el recurso hídrico mismo. En algunos casos podría ser necesario modificar las instituciones de gobernanza ambiental o bien crear nuevas entidades para atender mejor los cambiantes requerimientos de ordenación del agua. No obstante, los mecanismos institucionales tendrán que incluir una participación significativa de las poblaciones locales afectadas en la ordenación de cuencas hidrográficas para evitar conflictos y la competencia por el agua entre sectores económicos.



Tomado para su difusión de: Discusión Electrónica - Foro III - Impactos del Cambio Climático sobre Recursos Hídricos en los Andes

En: Comunidad de Práctica Andes

Frenar la deforestación ya no es suficiente para recuperar Amazonia



Reducir a cero la deforestación en la Amazonia ya no es suficiente para garantizar las características climáticas de este bioma. Además de mantener la integridad del bosque, se debe iniciar un amplio proceso de recuperación de lo que se ha destruido. Quién hace la advertencia es el investigador Antonio Donato Nobre, del Centro de Ciencias del Sistema Terrestre, del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE), en el informe "El futuro climático de la Amazonia", elaborado a petición de la Articulación Regional Amazónica (ARA), recientemente presentado en São Paulo.

En la publicación, se han sistematizado por primera vez, cerca de 200 importantes estudios sobre el papel de la selva amazónica en el sistema climático, en la regulación de las precipitaciones y la exportación de servicios ambientales para áreas productivas, vecinas y alejadas de la Amazonía. El informe pone de relieve el potencial climático de la selva tropical prístina, también llamada "mar verde", y los impactos de su destrucción a través de la deforestación y la quema. El estudio también indica las acciones para contener los efectos causados al clima por la actividad humana sobre mayor selva tropical del mundo.


La quema es una de las más graves acciones que perjudica a la Amazonía. Foto: Relatório ARA.

La destrucción del ecosistema generará un clima inhóspito. Estudios sobre los modelos climáticos prevén, hace más de 20 años, los diversos efectos nocivos de la deforestación sobre el clima. "Entre ellos se encuentran: la reducción drástica de la transpiración, cambios en la dinámica de las nubes y las lluvias y prolongación de la estación seca”. Otros efectos no previstos, tales como impacto perjudicial del humo y el hollín a la dinámica de las precipitaciones, incluso en las zonas de bosque no perturbado, también son advertidos. Sólo en Brasil, un área de 763.000 kilómetros cuadrados ha sido destruida, lo que equivale a tres veces el tamaño del estado de São Paulo o de 184 millones de campos de fútbol.

Según el informe, la deforestación por corte total, bordea actualmente el 20% del bosque original de la Amazonía brasileña, y degradación forestal, se estima, habría perturbado el bosque remanente en mayor o menor grado, lo que afecta, además, más del 20% la cubierta original.

"El punto preocupante de estos ejercicios de funcionamiento del modelo es una indicación de que aproximadamente el 40% de la remoción de la foresta 'océano verde', puede desencadenar una transición a gran escala para el equilibrio de sabana, liquidando, con el tiempo, a aún los bosques que no han sido deforestados”, dice el investigador.


La deforestación convertiría la región en tierra inhóspita. Foto: RelatórioARA.
 Recomendaciones para lograr revertir el cuadro

Teniendo en cuenta este contexto, el estudio recomienda un plan de mitigación basado en recuperación radical de daños sufridos, así como en la prevención de los daños futuros, como un "esfuerzo de guerra". "Los bosques amazónicos son esenciales para mantener el clima y, con ello, la seguridad de las generaciones futuras. Afortunadamente, los avances de la ciencia hacen de esta guerra un desafío que puede ser exitoso ", el investigador Donato Nobre.

Como primera acción, el investigador señala la necesidad de universalizar y facilitar el acceso a los descubrimientos científicos. "Que pueden reducir la presión de la principal causa de la deforestación: la ignorancia", expresa el científico en el informe. En segundo lugar, será necesario detener la deforestación, la degradación y quema de los bosques. Al mismo tiempo, siendo estos los factores más graves de daño al clima, es urgente desarrollar un amplio esfuerzo para replantar y restaurar el bosque destruido.

"Este esfuerzo debe tener perspectiva de mediano y largo plazo, para dar lugar a la regeneración de la foresta océano-verde original", advierte Nobre. "Ante esto, las élites gobernantes pueden, deben y tienen que tomar la iniciativa en la orquestación de una gran movilización masiva de personas, recursos y estrategias que permitan recuperar el tiempo perdido", concluye.


El presente resumen esta tomado de Adital
Acceda al informe completo.
Industrias extractivas y gobernanza democrática de los territorios




 


Por: Carlos Monge

América Latina experimenta un boom sin precedentes de inversiones en actividades extractivas. Su correlato es una creciente importancia de la extracción y exportación de commodities en la conformación del producto bruto interno, la canasta exportadora y los ingresos tributarios en nuestros países.

Las consecuencias son varias. Abundancia de renta pública gracias a términos positivos de intercambio con los países que nos compran materias primas; creciente exposición a la volatilidad de los mercados internacionales y evidencia de enfermedad holandesa más o menos avanzada; creciente conflictividad social e institucional por la resistencia de poblaciones locales al desarrollo de proyectos extractivos de gran escala y en torno a la gestión de la renta extractiva en manos de autoridades centrales y subnacionales; creciente preocupación por la matriz energética de la minería, que sigue conformada por combustibles fósiles y grandes proyectos hidroenergéticos.

Y todo en paralelo y en conflicto con procesos de afirmación de la identidad y la organización de las poblaciones indígenas (y en muchos casos también las no indígenas) que —entre otras cosas— buscan asegurar su capacidad de decidir sobre los territorios que habitan y los recursos que estos contienen.

De esta manera, inversionistas globales, gobierno central, gobiernos subnacionales y poblaciones organizadas se encuentran, negocian y enfrentan en los territorios que albergan recursos naturales no renovables, hoy muy demandados en los mercados internacionales. Es importante recalcar que no existen territorios naturales, sino, más bien, territorios sociales —o proyectos de territorios sociales— propios de los diferentes actores sociales que habitan en cada espacio. La actividad humana y la hegemonía de unos grupos sobre otros son las que —a lo largo del tiempo pero también siempre de manera temporal— definen las fronteras y las modalidades de ocupación del territorio y el uso que se da a los recursos naturales que en él se encuentran.

En todos los casos, el tema en cuestión es quién decide sobre el destino de esos territorios en cuanto que construcciones sociales de gran densidad histórica. Y cómo es que se toman estas decisiones. Y cuál es el peso de las industrias extractivas en las decisiones que se vienen tomando recientemente sobre tales territorios. INDUSTRIAS EXTRACTIVAS, GLOBALIZACIONES, AUTORIDADES, POBLACIONES Y TERRITORIOS EN LA HISTORIA

La intersección colaborativa o conflictiva en los territorios de múltiples tomadores de decisiones interesados en los recursos naturales es tan antigua como nuestra propia historia. Resumo de manera harto arbitraria la experiencia espacial peruana desde poco antes de la conquista:

(i) disputa precolonial entre un espacio sureño dominado desde Cusco y un espacio norteño dominado desde Cajamarca; (ii) articulación espacial colonial en torno a la minería en los Andes del sur y del centro y el control burocrático mercantil en la costa central pacífica (Lima); (iii) quiebra del espacio colonial por influencia de nuevas potencias productivas y comerciales globales que buscan acceso directo a puertos atlánticos; (iv) gran espacio surandino autónomo (Confederación Peruano Boliviana) abortado por las élites costeñas chilenas y peruanas; (v) guerra entre élites nacionales por el control del salitre en la frontera de las nacientes repúblicas del Perú, Chile y Bolivia; (vi) espacios pesquero marítimo costero y campesino surandino reconvertidos en espacios de producción y exportación de guano y lanas; (vii) Amazonía convertida en espacio proveedor de caucho, y ahora espacio proveedor de coca, oro y energía fósil e hidroeléctrica; (viii) cuencas y praderas altoandinas reconvertidas en espacios mineros.
Industrias extractivas, globalizaciones, autoridades, poblaciones y territorios en la actualidad

En la actualidad, en el Perú —como en los demás países de la región— se van configurando nuevos territorios en respuesta a la demanda internacional por commodities. En la configuración de estos nuevos territorios confluyen —como siempre— los inversionistas globales, los grupos nacionales de poder y los Estados.

Tres ejemplos:

La plataforma de plantaciones agroexportadoras de la costa centro norte

Los valles de la costa centro y norte del país son espacio de reconcentración de tierras para el establecimiento de plantaciones agroexportadoras de commodities agroindustriales demandados por los mercados internacionales. El Estado contribuye con infraestructura y con legislación para abaratar la mano de obra.

La plataforma hidrocarburífera dela Amazonía sur

La Amazonia sur se está convirtiendo en espacio de búsqueda y explotación de recursos hidrocarburíferos para responder a la múltiple demanda de energía para el transporte, los hogares y las industrias urbanas, los pobres del sur andino, la minería, los grandes proyectos petroquímicos y termoeléctricos y la exportación a mercados externos, que ahora podrían incluir el norte minero chileno.

El distrito minero energético de la sierra norte

Las praderas altoandinas de la sierra norte peruana se están convirtiendo en distritos mineros de oro y de cobre. La necesidad de energía para esos proyectos y la demanda del Brasil alimentan también su reconversión en espacios proveedores de hidroenergía.

Estos ejemplos peruanos de reordenamiento del espacio, de construcción y reconstrucción de territorios económicos y sociales desde la demanda global y las decisiones tomadas entre grandes inversionistas y los gobiernos centrales, tienen sus equivalentes en otros países de la región. Ejemplos. Convertir la Patagonia de Chile en espacio de generación de energía para la gran minería del norte y centro del país (Proyecto Hidroaysen en los ríos Baker y Pascua, en la XI Región). Convertir el espacio rural campesino/turístico del Salar de Uyuni en Potosí, Bolivia, en emporio industrial de baterías de litio para carros híbridos o eléctricos en los países del norte. La conversión de los territorios vitivinícolas de La Rioja, Argentina, en territorios mineros, y de las zonas sureñas de Neuquén en la nueva frontera de los hidrocarburos con los yacimientos de gas de esquisto de Vaca Muerta. Tomadores de decisiones y marcos institucionales

Quizá con la sola excepción de la Argentina, en donde las decisiones respecto de los grandes proyectos extractivos setoman en los gobiernos provinciales, en toda América Latina estas decisiones son tomadas desde los gobiernos centrales o nacionales. Y esto es así pese a los distintos grados de descentralización existentes en varios países desde los años ochenta, pese al carácter federal de varios otros desde su fundación, y pese a la emergencia de nuevos actores sociales interesados en ser parte de las decisiones sobre el uso de los recursos naturales existentes en sus territorios.

El conflicto en torno al proyecto Mina Conga en Cajamarca ilustra la situación más general que experimentamos en la región. Mina Conga es un proyecto de la Empresa Yanacocha, que a su vez es propiedad de las empresas Newmont (Estados Unidos, accionista mayoritario) y Buenaventura (Perú, accionista minoritario). El Banco Mundial, a través de la Corporación Financiera Internacional (IFC por sus siglas en inglés), es accionista minoritario de la Empresa Yanacocha. La inversión programada asciende a casi cinco mil millones de dólares y, de concretarse, sería el proyecto minero más grande del país hasta la fecha.

En el sistema peruano de gestión de la minería, en vigor desde los años noventa, hay tres procedimientos clave para dar inicio a un proyecto como el de Mina Conga: (i) obtener la concesión, lo que se logra por derecho del peticionario; (ii) obtener el permiso de exploración mediante la aprobación del certificado ambiental; y (iii) obtener el permiso de explotación mediante la aprobación del estudio de impacto ambiental. Las tres decisiones las toma el Ministerio de Energía y Minas.

Así se aprobó Conga, sin participación del Ministerio del Ambiente ni del Gobierno Regional de Cajamarca ni de la población potencialmente afectada. Es que, como se señaló líneas arriba, el sistema de gestión de la minería se ha mantenido vigente desde los años noventa, pese a que desde entonces a la fecha el Perú ha establecido una autoridad ambiental (Consejo Nacional del Ambiente - CONAM primero, y Ministerio del Ambiente - MINAM después), ha emprendido un proceso de descentralización desde inicios de la década del 2000, y recientemente ha promulgado una Ley y Reglamento de Consulta.

Ahora, con la creación del Servicio Nacional de Certificación Ambiental (SENACE), la aprobación de la Ley y Reglamento de Consulta y la afirmación de facto del rol de los gobiernos regionales en los procesos de zonificación ecológica y económica y de monitoreo de los impactos ambientales y en las negociaciones en torno a los grandes proyectos mineros en Cajamarca, Moquegua y Tacna, se vienen dando los primeros pasos para modificar esta situación. Es decir, recién se están sentando las bases de un sistema de toma de decisiones sobre los grandes proyectos extractivos que tome en cuenta los otros recursos en los territorios así como la opinión de la población y de las autoridades locales.

Pero son pasos precarios y débiles, y con certeza reversibles. Por ejemplo, el gobierno peruano acaba de anunciar que catorce proyectos mineros serán excluidos de las consultas y tendrán facilidades para cumplir con los requerimientos burocráticos (como el estudio de impacto ambiental); también ha comunicado la renovación automática de una decena de concesiones petroleras, es decir —nuevamente— sin tomar en cuenta los nuevos marcos institucionales; y el propio Presidente de la República ha declarado que las comunidades aimaras y quechuas de la zona andina no serían indígenas sino agrarias, por tanto, los proyectos que las afectan no les tienen que ser consultados.Construyendo gobernanza y democracia territorial

El reto estratégico es afirmar esta emergente nueva institucionalidad para permitir que los múltiples actores que intervienen en un territorio acuerden o discrepen, negocien o disputen la gestión de los recursos naturales de esos territorios.

La afirmación de esta nueva institucionalidad se viene dando en medio deun debate sobre la mejor distribución de la renta generada por las actividades extractivas y sobre la centralidad que estas deben tener —o no— en las estrategias de crecimiento y bienestar de nuestros países. Las reformas de los marcos institucionales encuentran así un lugar tan importante como el de la diversificación económica en los debates actuales sobre transiciones posextractivistas en el Perú y en la región. Las discusiones en torno a los marcos institucionales y la orientación general de nuestras economías alimentan, a su vez, un debate de fondo sobre la calidad de la ciudadanía y la democracia en los territorios en donde se llevan a cabo las actividades extractivas.

El escenario actual es uno de vaciamiento de la democracia representativa para las poblaciones de esos territorios, porque las decisiones sobre los grandes proyectos extractivos que redefinen sustantivamente esos territorios se toman entre los sectores empresariales interesados y las autoridades nacionales, sin participación alguna de las poblaciones locales y las autoridades subnacionales, y con autoridades ambientales avasalladas por los otros sectores del Ejecutivo más interesados en la promoción de las inversiones y el uso de la renta pública que estas generan.

Una primera respuesta regional a este vaciamiento de la democracia representativa en los territorios ha sido el establecimiento de los presupuestos participativos, que permiten a las poblaciones locales participar en el planeamiento del desarrollo y la programación presupuestal en las zonas donde residen. Pero mientras la experiencia en varios países indica que estos mecanismos se están agotando tras haber sido apropiados por las autoridades y convertidos en una suma de procedimientos burocráticos adicionales, surgen otros que plantean retos conceptuales y procedimentales mayores, sobre todo en el terreno de la gestión de los territorios y sus recursos. Es el caso, por ejemplo, de los mecanismos de participación en el proceso de evaluación de los estudios de impacto ambiental (las audiencias en el Perú) que ya tienen décadas. Pero también la inclusión de mecanismos de participación en los procesos de zonificación y ordenamiento territorial y en el monitoreo de los impactos ambientales de proyectos mineros en curso.

Varios países han dado pasos hacia la institucionalización del derecho de consulta previa, libre e informada a las poblaciones indígenas sobre las decisiones públicas que las afectan. Pasos ciertamente débiles, negociados, limitados, pero pasos al fin y al cabo.

Son todos elementos —unos más nuevos que otros— que hablan de la posibilidad de desarrollo de una nueva democracia y una nueva gobernanza de los territorios en la que todas las partes interesadas encuentren un asiento en la mesa.Pero, al menos en el Perú, el escenario es también uno de presencia muy desigual del Estado en el territorio, con una menor densidad en aquellos ámbitos más rurales y más pobres, que son paradójicamente los que concentran gran parte de la actividad extractiva y energética. De hecho, en el caso peruano, el mapa de las concesiones mineras se superpone con el de la mayor pobreza y la menor densidad del Estado.

En suma, frente a una democracia vaciada de contenido, un Estado capturado por los grandes inversionistas y marcos institucionales en los cuales las poblaciones y las autoridades locales y regionales no tienen lugar —y en medio de los conflictos sociales y políticos que tal situación genera—, emerge una respuesta que apunta al diseño de otros marcos institucionales. En estos nuevos marcos, no solo se reordenan instrumentos de gestión y competencias de diversos ámbitos de gobierno, sino que se abren o fortalecen espacios efectivos de democracia directa que nos permiten vislumbrar la posibilidad de una ciudadanía y una gobernanza democrática de los territorios que contienen los recursos naturales que hoy interesan al mundo.

 Publicado en (Quehacer N° 190 Abr-jun 2013)



Frontiers of land and water governance in urban regions



 

Artículo publicado en Water International ©

A society that intensifies and expands the use of land and water in urban areas needs to rethink the relation between spatial planning and water management. The traditional strategy to manage land and water under different governance regimes no longer suits the rapidly changing environmental constraints and social construction of the two key elements in urban development. The dynamics of urban development and changing environmental constraints cause an urgent need for innovative concepts in the overlapping field of land and water governance.1 The claim for more space for rivers for flood retention (Hartmann, 2011) and environmental protection (Moss & Monstadt, 2008), the fragmentation of the drinking water sector (Moss, 2009), or unsolved upstream–downstream relations (Scherer, 1990) are illustrative of these dynamics. Therewith, increasingly, water management steps into the governance arena of spatial planning, and spatial planning needs to reconsider its notions of water issues.Particularly in urban regions, engineering and technical solutions of water management reach their boundaries; new frontiers for the common governance of land and water emerge (Figure 1). Although agriculture remains important for land and water governance (Calder, 2005), and it is the biggest consumer of water and occupies large areas of land, this





special issue focuses on the urban realm because in the tense relation between water and land, the need for innovative approaches is more urgent. Urban regions are intensively used by many different stakeholders with competing interests, so that frictions between socio-economic dynamics and environmental constraints of land and water are more complex and more intense. Hence, the challenges of finding creative and path-breaking solutions in those areas are most pressing.
Resolving and dealing with such tensions and frictions asks for a reconsideration of the traditional institutional divide between spatial planning and water management. New governance schemes need to be found that are complementary to those traditional institutions. Water management and spatial planning usually pursue essentially different modes of governance: water management traditionally relies on engineering and technical solutions, spatial planning usually mediates between competing interests without having its own strong institutional capacities (Hartmann & Driessen, 2013; Moss, 2004). Spatial planning is thereby more comprehensive and meta-disciplinary than water management, which tends to be more specific and sectoral (Moss, 2009). Whereas water engineers aim to control and regulate the water sector, spatial planning aims for the coordination and integration of many different sector activities (Hartmann & Juepner, 2014).
There is an ongoing academic discussion on connecting and integrating sectors and subsectors in the field of water management (Dyckman & Paulsen, 2012; Gleick, 2000; Wiering & Immink, 2006). What exactly integrated water resource management (IWRM) means, and what should be integrated in what, remains vague (Biswas, 2004). But a call to involve other disciplines has been issued, in a much broader context than just water management (Loucks, 2000). Others promote an integration of ‘natural systems’ (water and land) in the ‘human systems’, involving economy, policy, institutions and others (Jønch-Clausen & Fugl, 2001). Calder notes in Blue Revolution that the ‘revolution in the way land and water are managed’ (Calder, 2005, p. 1) is a philosophical one, changing the way society regards water. He acknowledges the need to invent governance schemes to deal with this revolution. However, his investigation of integrated land and water resources management focuses on forests and agricultural aspects. Another debate centres on legal integration of water issues in order to create more comprehensive water laws (Hartmann & Albrecht, 2014; Gilissen, van Rijswick, & van Schoot, op. 2009; Heer et al., 2004; Jong, 2007).
Edelenbos et al. pursue a broader perspective on water governance, including also Delta regions, spatial planning. They discuss the connective capacity of water (Edelenbos, Bressers, & Scholten, 2013b), and state in their conclusion that water governance systems are ‘complex, multilevel systems, heavily intertwined with other physical, social, political and economic subsystems’ (Edelenbos, Bressers, & Scholten, 2013a, p. 333). They call for continued work on resolving the fragmentation in the water sector, acknowledging that connection is not the ultimate answer to water governance (p. 344). Billé identifies four common illusions and misbeliefs of integrating and connecting the water sector with other environmental governance by referring to integrated coastal zone management (ICZM) (Billé, 2008). He shows, first, that governance problems are not solved by bringing all stakeholders to a round table; second, there is not one manager; and third, the public interest is not easily identifiable, and more knowledge does not necessarily solve governance problems (‘positivist illusion’). Governance schemes instead need to respond to the specific governance problems; or as Edelenbos et al. phrase it: water governance needs to be ‘aware of the problems with existing boundaries in water governance’ (Edelenbos et al., 2013a, p. 349). Often, approaches focus instead on the institutional boundaries of land and water management (Grigg, 2008).



Environmental constraints and new governance frontiers

Frontiers of land and water governance emerge along the physical boundaries between land and water: along horizontal boundaries on riverfronts and coastlines, along vertical boundaries between groundwater or water infrastructure and surface land use, and along fluid boundaries in floodplains and due to changing sea levels. Figure 2 illustrates the three frontiers schematically. Along these physical boundaries, land and water issues overlap in the urban realm and create new governance frontiers.






In order to make the analytical concept of ‘governance frontiers’ clear, it is vital to distinguish between a frontier and a boundary. A boundary is something that indicates or fixes a limit or extent; a frontier comes with different meanings: it is a region that forms the margin of settled territory, the farthermost limits of knowledge, a division between different or opposed things, or a new field for developmental activity. So, on the one hand, frontiers of land and water governance refer to land and water as opposed to each other; but more importantly, they also express that the common governance of land and water is a field for development and research.

Vertical frontiers

The vertical boundary between land and water is between groundwater and water infrastructure below and land use above.2 Often the interactions between urban land uses on top and water below, like drinking water supply, pipes for freshwater and sewage that enable land uses, or pollution of ground water, occur quite unnoticeably. The surface is the boundary between water below and land on top. However, socio-economic and environmental changes challenge this boundary in various ways. Three contributions in this special issue show the scope of governance challenges on this vertical frontier.
Cuadrado-Quesada explores, with examples from South Australia and Costa Rica, how land uses and groundwater interfere and what in these cases are the specific governance challenges. This paper therewith combines an analysis of the regulatory framework with the issue of participation.
Hartwich, Bölscher and Schulte present a very specific example of a vertical governance frontier between land and water. Short rotation coppices reduce the groundwater level significantly during the growth period (Perry, Miller, & Brooks, 2001). From a governance perspective this raises questions about how to allocate and distribute the advantages and disadvantages of those effects. Hartwich et al. analyse in particular the dimensions of efficiency and effectiveness.
Schmidt connects regional governance and water supply and wastewater disposal in three different case studies in Germany: Berlin, the Ruhr and Frankfurt (Main). This contribution comprises an introduction into how Germany organizes the two fields of governance and regional planning and water management separately. Schmidt identifies the inherent need to address land and water with a comprehensive governance approach.
The three contributions in this section of the special issue illustrate that the vertical boundary between land and water can become more permeable because of the various and not always obvious interdependencies between land use on top and water issues below. In order to find appropriate governance schemes for this frontier, one needs to tackle problems that are not visible in the first place and situations of externalities and long-term effects. This will most likely make it more difficult to activate stakeholders and reach commitment within a certain governance arrangement.

Horizontal frontiers

The horizontal boundary of land and water establishes itself along riverfronts and coastlines. In terms of governance, such areas are usually contested terrains: tourism, environmental protection, real estate development and others issues are in conflict with regard to the use of land and water. In fact, analytically one can observe various governance frontiers between spatial planning and water management established along waterfronts. Two contributions discuss the governance challenges at the horizontal frontier at rivers and the coastline.
Levin-Keitel offers a cultural perspective on urban riverscapes. Using two examples from southern Germany – the cities of Ratisbon and Nuremberg – she searches for the role of culture (i.e. norms and values) in integrated planning processes of urban riverscapes and discusses the dynamic cultural complexes when dealing with urban riverscapes. Levin-Keitel illustrates different cultural imprints of water governance and land governance. This helps in understanding the challenges (and need) for a more integrated riverscape management.
Van den Berghe and De Sutter present a very interesting and very specific horizontal frontier of land and water governance: the case of Flanders’ coastal region. Their analysis helps one to understand how effective and efficient coastal management is challenged by historically and geographically established lock-in situations.
Finally, there are many examples of extending horizontal frontiers of land and water governance in urban regions that show the increasing intensity and importance of developing appropriate governance schemes for those areas. Conflicts of interest result from economic and ecological functions of waterways and shorelines competing with interests of land-use planning. The complexity of such problems has been addressed previously in discussions around ICZM (Billé, 2008) or marine spatial planning, but, particularly in urban areas, governance schemes need to address the increasing socio-economic (e.g., waterfront development projects, floating homes, etc.) and environmental dynamics (e.g., sea level rise, water quality, etc.) along the physical boundary between water and land.

Fluid frontiers

Fluid frontiers between land and water governance refer to situations where the physical boundary between land and water is changing permanently or temporarily (Brown & Damery, 2002; Hartmann & Spit, 2012). This predominantly is the case with storm surges, sea-level rise, but also with the desiccation of lakes (e.g., Aral Lake). In addition, climate change affects water issues in many ways and diminishes or changes boundaries between land and water, which calls for new governance solutions. Fluid boundaries between land and water question existing governance schemes in specific ways. The most prominent fluid boundary in urban regions is certainly flooding, especially because many urban areas are located on large water bodies (Hartmann, 2011). Three contributions address the fluid frontier from different methodological perspectives, covering examples from different continents.
Tempels and Hartmann reflect on this frontier through the lens of the concept of co-evolution. This is a theoretical contribution on the trade-off of flexibility with robustness in flood risk management. The stance taken by Tempels and Hartmann is that floods need to be regarded not as purely technical water management issues, but rather in the context of interacting (i.e. co-evolving) systems: namely land and water.
Hetz and Bruns apply the theoretical concept of lock-in to urban planning in Johannesburg. They discuss informal growth, land policies and how they interact with urban flooding. Thereby issues such as distributional injustice are addressed. The authors provide insights into the constrains with regard to adaptive planning for climate change.
Norton and Meadows present a case where different governance frontiers interact. At the Great Lakes in the United States and Canada, tidal movements affect land uses on the shorelines. Norton and Meadows explain the complex institutional and legal consequences of this interaction of land and water. This case is specific for the Great Lakes, but the effect on affluent land (in a literal sense) is also of interest for regions that will suffer from sea-level rise.
These three contributions explain why water management but also spatial planning cannot rely on established and well-rehearsed procedures and institutions in the face of fluid frontiers. Instead, new governance schemes are required (Dworak & Görlach, 2005). Entrenched lock-in situations need to be overcome (Wesselink, 2007).



Governance challenges frontiers of land and water governance

The above distinction of vertical, horizontal and fluid governance frontiers of land and water is an analytical framework that reveals the different governance challenges. Whereas the horizontal frontier has to deal with governance problems that are very long-term and rather invisible, or, at least where causes and effects are not always obvious, the vertical frontier is one of high levels of socio-economic and environmental dynamics. The governance challenges along the fluid frontier, however, need to overcome entrenched lock-in situations and deal with uncertainty and normativity of flood-risk perceptions in a particular way. The examples illustrate the scope and urgency of these frontiers and the urgency for a quest for innovative governance approaches to address these frontiers.
Tejo Spit
Urban and Regional Research Centre Utrecht (URU), Utrecht University, Utrecht, the Netherlands
Emails: t.hartmann@uu.nl and t.j.m.spit@uu.nl
Thomas Hartmann
Urban and Regional Research Centre Utrecht (URU), Utrecht University, Utrecht, the Netherlands
Emails: t.hartmann@uu.nl and t.j.m.spit@uu.nl



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Acknowledgement
This special issue is an outcome of the international academic summer school of the German Academy for Spatial Research and Planning (Akademie für Raumforschung und Landesplanung, ARL). It took place in August 2013 and assembled a number of PhD students and professors, all active in research on the issue of governance of land and water. Most contributions in this special issue stem from this summer school, which was organized at Utrecht University by the two guest editors. The guest editors and authors are grateful that Water International supported them in bringing their efforts together in this special issue, in particular because it provided many younger authors a chance to publish their work.

Notes
1. Governance describes a collaboration of public and/or private actors that aims to realize collective goals (Benz, 2005). A mode of governance is understood here as a particular arrangement of (public and/or private) actors embedded in certain institutions (context, legal framework), and a specific approach to the content (the object) (Driessen, Dieperink, Laerhoven, Runhaar, & Vermeulen, 2012).
2. Although some water infrastructures are also on the surface, the main infrastructural grid is considered as below surface.

References

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