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GWP Senior Knowledge Management Officer Dr. Danka Thalmeinerova wonders about the connection between headline messages and real action in water management. 
 

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globalwaterpartnership


Water leaders sometimes seem to develop new messages in order to justify holding global meetings. Messages such as “towards sustainable water solutions”, “economic development and water security”, “nexus thinking”, “water for development”, and “sustainable growth” are tailored to present new trends and initiatives. But do these messages make a difference on the ground?

For example, “Green Growth” and “Green Infrastructure” have become popular terms in the last 10-15 years. But these concepts have not yet been introduced in national policies or investment plans. The most common response to water management challenges has been to increase investment in solid engineering infrastructure. That response is attractive to politicians because infrastructure is visible and technologies are well tested. So, after a big flood, bigger dikes are built. After a severe drought, more irrigation channels are constructed or deeper groundwater pumps are installed. Other alternatives to mitigate floods, control erosion, and purify wastewater are not given full attention. Even water managers have little understanding of these “green” terms.

Green infrastructure is usually perceived to be a conservation approach, allocating water to the ecosystem in order to secure biodiversity “gems.” The water sector has not overlooked ecosystems. However, implementation of green infrastructure solutions is not fully embedded in water policies as solutions to water management problems. On the contrary, modern water legislation brings several restrictions to alternative solutions. One reason is that the promotion of green infrastructure pushes water planners beyond engineering and beyond the water sector. Land use enters here and it requires the involvement of agriculture, forestry, and nature protection managers to make changes.

Several existing definitions of green infrastructure do not make it easier to get ownership by decision making processes. The most frequently used definition refers to green infrastructure solutions that “are based on the utilization of ecosystem services.” What does this mean in a concrete situation? How can this compete with traditional requests for reliable water supplies and minimizing the impact of extreme events? Can you be sure that restoration of wetlands will be sufficient to filter effluents and absorb pollution? Some answers are found in a recently published Guide on Green Infrastructure (2014). Green solutions are categorized and examples of green infrastructure solutions are displayed. The guide will probably be read mostly by scholars and researchers (it’s 76 pages!), less by practitioners.

The other day I saw a short video which made me realize that things are happening “on the ground” which show green infrastructure actions. Since 2013, GWP Central and Eastern Europe (CEE) has been implementing the Integrated Drought Management Programme (IDMP), which aims to support governments in the development of drought management plans. GWP CEE experts from four countries are testing small water retention methods in the field and are collecting good practices. In the video, GWP CEE presents these alternative measures – showing real examples of the application, effects, and benefits of green infrastructure. The video addresses the role of small water retention in situations such as erosion control, water purification, flood control, urban storm water control, and drought management. It deserves your attention, so watch the video now. It’s time to promote what is happening at the local level to the global level!



La lucha por la tierra: multinacionales vs. pueblos indígenas



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31% de las tierras que los gobiernos conceden a la explotación industrial pertenecen a indígenas. ©BBC


Una de cada tres hectáreas que gobiernos de América Latina, África y Asia conceden a la explotación minera, agrícola-industrial o forestal se superpone con tierras de comunidades indígenas.

El Proyecto Munden, comisionado por la organización global Derechos y Recursos, analizó unas 153 millones de hectáreas en concesión en 12 países y halló que el 31% de esa superficie se encontraba en territorio indígena.

El estudio se concentró en cinco países de América Latina (Argentina, Brasil, Chile, Colombia y Perú), tres de África (Camerún, Liberia y Monzambique) y cuatro de Asia (Camboya, Indonesia, Malasia, y Filipinas).

Uno de los casos más extremos es Argentina donde un 84% de las concesiones para el cultivo de la soja está en territorio indígena.

En las concesiones mineras de Chile, Colombia y Filipinas el relevamiento encontró que un 30,5% de las zonas explotadas eran de propiedad indígena.

Según Augusta Molnar, directora de Derechos y Recursos, es una situación potencialmente explosiva para todas las partes involucradas.

"Los estados suelen conceder la explotación sin tomar en cuenta que esa tierra pertenece a poblaciones indígenas. Todo esto es un riesgo para los inversores que pueden perder su dinero, para los países que quedan expuestos a litigios e indemnizaciones y para los indígenas que corren el peligro de perder su sustento", le indicó Molnar a BBC Mundo.


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En Bolivia hay un largo conflicto con los indígernas por la construcción de una carretera en su territorio. ©BBC



El precio de la tierra

Las compañías pueden perder en litigios el dinero invertido en la explotación.

Otro riesgo que corren es la paralización de un proyecto. Según una estimación, el costo por la suspensión de actividades en grandes proyectos mineros puede rondar los 20 millones de dólares por semana.

En ocasiones, los gobiernos tienen que pagar los platos rotos haciéndose cargo de las indemnizaciones a compañías multinacionales.

En el sector agrícola, el informe estima que hay una producción de alrededor de US$5.000 millones en peligro.

En el campo de las concesiones forestales, un solo país, Camerún, podría experimentar pérdidas equivalentes a un 0,4% del PIB.

En Filipinas el conflicto por la tierra en torno al proyecto minero de Tampakan pone en peligro una inversión de casi US$6.000 millones.

No es un tema que va a desaparecer como por arte de magia.

Hoy en día hay unas 451 millones de hectáreas a nivel mundial que son propiedad de comunidades indígenas o están administradas por esas comunidades con autorización del estado: el doble que en 2002.

La democratización planetaria y la conciencia sobre problemas medioambientales han favorecido este creciente reconocimiento del derecho indígena.

"Por su composición poblacional y por su historia América Latina está bastante más adelantada en este reconocimiento que Asia y Africa. Pero la explotación minera está volviendo a ejercer presión sobre el tema", aclara Augusta Molnar.

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La minería ha tenido un auge en América Latina.©BBC
 
El Dorado

La minería, que produjo mitos como El Dorado, ha vivido en América Latina un nuevo boom en este siglo con el creciente valor de las materias primas que impulsó la plena incorporación de China e India al mercado mundial.

En valores de 2010, la minería representó el 65,9% de las exportaciones de Chile, el 62,7% del Perú, el 34,6% de Bolivia, el 19% de Brasil, el 7,2% de Colombia, el 4,8% de Argentina.

Pero su expansión de la mano de la inversión extranjera -que en 2012 alcanzó un record regional de más de US$173.000 millones- se ha visto acompañada de conflictos sin distinciones ideológicas.

El gobierno de centro derecha de Ollanta Humala en Perú se vio obligado a suspender el proyecto de la mina de plata de Santa Ana de la multinacional canadiense Bear Creek.

En Ecuador el presidente Rafael Correa tuvo que enfrentar la oposición indígena por la extensión de las concesiones petroleras a la Amazonia Sur y la costa y la luz verde a grandes proyectos mineros en la sierra y la selva.

En Bolivia el gobierno del presidente Evo Morales se encuentra en un largo conflicto con los indígenas amazónicos que rechazan la construcción de una carretera que atraviesa el Parque Nacional Isiboro-Secure, esencial para un proyecto de explotación de hidrocarburos.

"Hay dos tipos de conflictos. En algunos casos se trata de que la concesión está en territorio indígena. En otros que afecta la vida del pueblo indígena porque está muy cerca y perturba el suministro de agua, algo que pasa mucho con la inversión minera", le dijo Augusta Molnar a BBC Mundo.

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El Proyecto Munden analizó 12 países en todo el mundo. ©BBC

Entre la ley y la violencia

El relativo avance legislativo de América Latina no es suficiente para lidiar con los conflictos que surgen por esta superposición del derecho comunal indígena y el del estado central.

"Las leyes existen. El problema suele ser su aplicación", le indicó a BBC Mundo Molnar.

Los conflictos se saldan muchas veces con la represión policial o la aparición de grupos paramilitares.

En el estado de Matto Grosso del Sur, fronterizo con Paraguay y Bolivia, fueron asesinados unos 279 indígenas entre 2003 y 2011 en conflictos estimulados por el creciente valor de las tierras con el boom de los precios de materias primas.

Un informe de una organización de apoyo a los derechos de los indígenas, First Peoples Worldwide, halló que más del 30% del petróleo y gas producido por compañías en el listado Russel de las 1.000 compañías más importantes se encuentran en territorio indígena.

Los 12 países analizados en el Proyecto Munden apenas constituyen una muestra. La realidad es que estos conflictos se extienden a muchas otras naciones de América Latina, Asia y África, desde Guatemala hasta Kenia o Tailandia.

"La solución es reconocer los derechos e invertir lo necesario en involucrar a las comunidades como un parte integral del diseño de un proyecto de inversión. Esto da más certeza a las empresas sobre la viabilidad y estabilidad de su inversión a largo plazo", le señaló Molnar a BBC Mundo.


Tomado para su difusión sin fines de lucro de: BBC

Importancia de las aguas subterráneas






Jefferson Valencia


La importancia de las aguas subterráneas

En los últimos años se han podido presenciar ciertas evidencias del cambio climático y de sus impactos en los recursos hídricos. Estos impactos modifican la tasa de escorrentía superficial y la recarga de los acuíferos. Las aguas subterráneas son una fuente crítica de agua potable para casi la mitad de la población mundial, además de suplir necesidades de irrigación en la agricultura. Por otro lado, éstas son también importantes para el sostenimiento de corrientes, lagos, humedales y otros ecosistemas asociados.

El flujo subterráneo en acuíferos poco profundos forma parte del ciclo hidrológico, y resulta afectado por la variabilidad y el cambio climático por efecto de procesos de recarga y por la intervención humana en numerosos lugares. Los niveles subterráneos de numerosos acuíferos del mundo han experimentado una tendencia decreciente durante los últimos años, aunque ello se debe, por lo general, al bombeo de agua subterránea a un mayor ritmo que la recarga, y no a una disminución freática relacionada con el clima.

Los impactos directos del cambio climático sobre los procesos naturales pueden ser exacerbados por las actividades humanas. La extracción en exceso de aguas subterráneas, por ejemplo, podrían ser necesitadas en áreas donde hayan recursos hídricos contaminados o insostenibles causado por sequías o inundaciones. Los efectos del cambio climático sobre los recursos hídricos subterráneos están, por lo tanto, vinculados a otros cambios globales que incluyen el crecimiento poblacional, la urbanización, el cambio en el uso de la tierra, que se juntan a otras tendencias socio-económicas y políticas. La respuesta de estas aguas subterráneas a los mencionados cambios globales es una compleja función que depende de la variabilidad del cambio climático, la topografía, las características propias de los acuíferos, la dinámica de la vegetación, y de la actividad humana.


La extensión de los impactos del cambio climático

Los efectos del cambio climático a nivel regional, dados por los cambios observados en la temperatura y precipitación en los Andes, han provocado un rápido y acelerado retroceso de los glaciares tropicales en toda la región. A la larga, estos cambios en el volumen de los glaciares provocarán cambios considerables en la hidrología estacional de los glaciares aguas abajo.

En un caso hipotético futuro en que los glaciares sigan retrocediendo y lleguen a desaparecer por completo, al menos de las cuencas de captación de menor elevación, resulta lógico suponer que la escorrentía pasará gradualmente de suministrar agua en forma continua a una situación en la que en su mayor parte se concentrará en la estación lluviosa y, por tanto, se disminuiría el volumen de agua que podría infiltrarse en el acuífero, con un caudal base escaso o nulo en la estación seca.

Una disminución generalizada de la entrada y almacenamiento de las aguas subterráneas, llevaría consigo una disminución de las descargas naturales de éstas, afectando por tanto, a los ecosistemas que dependen de las aguas subterráneas. Las salidas del agua subterránea pueden producirse por la acción del hombre mediante bombeos fundamentalmente, y de modo natural a través de manantiales, ríos, humedales y directamente al mar.

Es por eso que los problemas actuales en torno a la disponibilidad del agua en los Andes, sumados a las proyecciones de retroceso de los glaciares en el futuro, las posibles reducciones en las precipitaciones y el crecimiento demográfico continuo, los cuales tienen afectación directa sobre los acuíferos, requieren que rápidamente se formulen y apliquen estrategias de adaptación y mitigación, que podrían ayudar a aliviar, tanto a corto como a mediano plazo, los conflictos relativos al acceso a agua salubre.


Adaptación y mitigación de los impactos

En algunos casos, las soluciones técnicas podrían aliviar una parte de la escasez de agua, ya sea mediante la construcción de pequeños embalses, la reducción del volumen de agua contaminada que no se utiliza instalando plantas de tratamiento, el aprovechamiento de nuevos recursos de aguas subterráneas o la simple instalación de sistemas privados de almacenamiento de agua. Sin embargo, con frecuencia la aplicación de este tipo de medidas se ve obstaculizada por la falta de conocimientos sobre la disponibilidad, calidad y dinámica del agua. La comprensión de procesos físicos fundamentales de flujo, almacenamiento y calidad del agua en muchas cuencas de captación es deficiente.

Por último, es muy importante fortalecer la posición institucional de las autoridades que realizan investigaciones sobre los glaciares, la ordenación del agua y sobre el recurso hídrico mismo. En algunos casos podría ser necesario modificar las instituciones de gobernanza ambiental o bien crear nuevas entidades para atender mejor los cambiantes requerimientos de ordenación del agua. No obstante, los mecanismos institucionales tendrán que incluir una participación significativa de las poblaciones locales afectadas en la ordenación de cuencas hidrográficas para evitar conflictos y la competencia por el agua entre sectores económicos.



Tomado para su difusión de: Discusión Electrónica - Foro III - Impactos del Cambio Climático sobre Recursos Hídricos en los Andes

En: Comunidad de Práctica Andes

Frenar la deforestación ya no es suficiente para recuperar Amazonia



Reducir a cero la deforestación en la Amazonia ya no es suficiente para garantizar las características climáticas de este bioma. Además de mantener la integridad del bosque, se debe iniciar un amplio proceso de recuperación de lo que se ha destruido. Quién hace la advertencia es el investigador Antonio Donato Nobre, del Centro de Ciencias del Sistema Terrestre, del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE), en el informe "El futuro climático de la Amazonia", elaborado a petición de la Articulación Regional Amazónica (ARA), recientemente presentado en São Paulo.

En la publicación, se han sistematizado por primera vez, cerca de 200 importantes estudios sobre el papel de la selva amazónica en el sistema climático, en la regulación de las precipitaciones y la exportación de servicios ambientales para áreas productivas, vecinas y alejadas de la Amazonía. El informe pone de relieve el potencial climático de la selva tropical prístina, también llamada "mar verde", y los impactos de su destrucción a través de la deforestación y la quema. El estudio también indica las acciones para contener los efectos causados al clima por la actividad humana sobre mayor selva tropical del mundo.


La quema es una de las más graves acciones que perjudica a la Amazonía. Foto: Relatório ARA.

La destrucción del ecosistema generará un clima inhóspito. Estudios sobre los modelos climáticos prevén, hace más de 20 años, los diversos efectos nocivos de la deforestación sobre el clima. "Entre ellos se encuentran: la reducción drástica de la transpiración, cambios en la dinámica de las nubes y las lluvias y prolongación de la estación seca”. Otros efectos no previstos, tales como impacto perjudicial del humo y el hollín a la dinámica de las precipitaciones, incluso en las zonas de bosque no perturbado, también son advertidos. Sólo en Brasil, un área de 763.000 kilómetros cuadrados ha sido destruida, lo que equivale a tres veces el tamaño del estado de São Paulo o de 184 millones de campos de fútbol.

Según el informe, la deforestación por corte total, bordea actualmente el 20% del bosque original de la Amazonía brasileña, y degradación forestal, se estima, habría perturbado el bosque remanente en mayor o menor grado, lo que afecta, además, más del 20% la cubierta original.

"El punto preocupante de estos ejercicios de funcionamiento del modelo es una indicación de que aproximadamente el 40% de la remoción de la foresta 'océano verde', puede desencadenar una transición a gran escala para el equilibrio de sabana, liquidando, con el tiempo, a aún los bosques que no han sido deforestados”, dice el investigador.


La deforestación convertiría la región en tierra inhóspita. Foto: RelatórioARA.
 Recomendaciones para lograr revertir el cuadro

Teniendo en cuenta este contexto, el estudio recomienda un plan de mitigación basado en recuperación radical de daños sufridos, así como en la prevención de los daños futuros, como un "esfuerzo de guerra". "Los bosques amazónicos son esenciales para mantener el clima y, con ello, la seguridad de las generaciones futuras. Afortunadamente, los avances de la ciencia hacen de esta guerra un desafío que puede ser exitoso ", el investigador Donato Nobre.

Como primera acción, el investigador señala la necesidad de universalizar y facilitar el acceso a los descubrimientos científicos. "Que pueden reducir la presión de la principal causa de la deforestación: la ignorancia", expresa el científico en el informe. En segundo lugar, será necesario detener la deforestación, la degradación y quema de los bosques. Al mismo tiempo, siendo estos los factores más graves de daño al clima, es urgente desarrollar un amplio esfuerzo para replantar y restaurar el bosque destruido.

"Este esfuerzo debe tener perspectiva de mediano y largo plazo, para dar lugar a la regeneración de la foresta océano-verde original", advierte Nobre. "Ante esto, las élites gobernantes pueden, deben y tienen que tomar la iniciativa en la orquestación de una gran movilización masiva de personas, recursos y estrategias que permitan recuperar el tiempo perdido", concluye.


El presente resumen esta tomado de Adital
Acceda al informe completo.

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