Los suelos funcionales desempeñan un papel clave en la seguridad alimentaria, en concreto en el abastecimiento de agua limpia y en la resiliencia ante las inundaciones y sequías. La infiltración de agua a través del suelo atrapa los contaminantes e impide que estos se filtren en el agua freática.
Para subrayar estas y otras de las capacidades y beneficios que aportan los suelos, los expertos de la FAO han elaborado una infografía que aglutina numerosos datos de interés sobre el importante rol que juegan en la seguridad alimentaria y la protección frente a los efectos adversos del clima.
Otra de las funciones del suelo es la captura y almacenamiento de agua, poniéndola a disposición de los cultivos para su absorción; de este modo, reduce al mínimo la superficie de evaporación y maximiza la eficacia y productividad en el uso del agua.
Los suelos sanos con una elevada cantidad de materia orgánica tienen capacidad para almacenar grandes volúmenes de agua. Esto es beneficioso no solo durante las sequías, cuando la humedad de los suelos es crucial para el crecimiento de los cultivos, sino también durante las lluvias intensas porque el suelo reduce las inundaciones y la escorrentía y ralentiza el vertido de agua a los arroyos.
¿Qué es la humedad del suelo?
El contenido de humedad del suelo es la cantidad de agua que hay en el suelo (por peso). La máxima cantidad de agua que un suelo puede retener depende de la textura y estructura del suelo, su contenido de materia orgánica y la profundidad de las raíces. La materia orgánica del suelo puede retener hasta 20 veces su peso en agua.
La relación humedad del suelo – seguridad alimentaria
El agua es la «sangre» de la agricultura. Una adecuada gestión de la humedad del suelo es clave para la producción sostenible de alimentos.
Por otro lado, inhibir la capacidad de un suelo de aceptar, retener, liberar y transmitir agua reduce su productividad
Fuente: Mercados de Medio Ambiente
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