En el caso de los ecosistemas terrestres, uno de los servicios ecosistémicos más importantes es la provisión de agua. El recurso hídrico disponible en una localidad depende tanto de la precipitación como de la escorrentía, la que a su vez depende de la precipitación, pero también del tipo de suelo por el que atraviesa, ya sea cobertura natural o modificada por el hombre.
La agricultura es el uso del suelo que ocupa la mayor superficie del Perú, y afecta las características del ecosistema natural y los servicios ambientales que se generan en cada región, entre ellos, la captación y regulación del agua. Este recurso también es importante para otros sectores, como la minería y la hidroenergía, que dependen del agua y de otros servicios ambientales.
Por ello, es importante representar las variaciones en la dotación de recursos naturales por efecto del cambio climático, para entender cómo este fenómeno puede afectar a distintos sectores productivos. En particular, en este capítulo se analizan los efectos en el uso del suelo, la disponibilidad del agua y la distribución de los ecosistemas que ocupan un área con clima similar (denominados biomas).
La metodología para representar los recursos naturales terrestres en el Perú se basa en la utilización de un enfoque que integra el uso de la tierra, la distribución de biomas y la disponibilidad hídrica a través de tres modelos y un algoritmo de síntesis (véase Capítulo III, sección A, acápite 2)
Cambios sobre el balance hídrico
A partir del ciclo de agua terrestre se pueden identificar tres flujos principales: precipitación, evapotranspiración y escorrentía 31. La precipitación que no se pierde por evapotranspiración y contribuye a los reservorios de agua representa el agua disponible para procesos que ocurren en la tierra y se le denomina “precipitación efectiva”. Por lo tanto, para el análisis se consideraron las variaciones en la precipitación efectiva generadas por el cambio climático que afectan los recursos hídricos de dos maneras: 1) variaciones directas en el régimen de la precipitación (intensidad y frecuencia) y 2) un aumento de la evapotranspiración causado por incremento de la temperatura.
Estos impactos se incluyeron en un modelo de balance hídrico acoplado a las proyecciones de los GCM de clima a través de una desagregación estadística (método Delta Change, Fowler et al., 2007; Maraun et al., 2010). El modelo regional de balance hídrico tiene una resolución espacial de 5 kilómetros. En el mapa IV.4 se presentan los resultados obtenidos de la aplicación del modelo de balance hídrico en los distintos escenarios climáticos. La mediana de los modelos climáticos permite observar una reducción del agua disponible en la mayor parte del país, en particular en la costa y la selva.
Estos resultados están relacionados con el aumento de la temperatura, que genera un incremento de la evapotranspiración, con mayor intensidad en las zonas bajas que en las regiones de mayor elevación. La disminución del agua disponible es mayor en la costa debido a que en esta zona una reducción de la precipitación agravaría el aumento de la evapotranspiración. En contraste, en la sierra el aumento de la evapotranspiración sería menor, mientras que en las vertientes orientales de los Andes la pérdida de agua por evapotranspiración se vería compensada por un aumento en la precipitación. Este análisis revela tendencias consistentes con los patrones a escala continental (Buytaert et al.,2010), relevantes para el manejo de recursos hídricos.
Los resultados también muestran una tendencia hacia una mayor estacionalidad en las precipitaciones y una fuerte reducción del agua disponible durante el mes más seco, lo que se vincula a que los modelos globales proyectan temporadas secas y húmedas más intensas, con un efecto directo en la intensificación del ciclo del agua en el mundial (Bates et al., 2008).
Como ya se discutió previamente, una de las tendencias esperadas sería la fuerte expansión de la agricultura. Si a sus efectos se añade la reducción en la disponibilidad hídrica, causada por el fenómeno climático, se esperaría una mayor reducción en la superficie de biomas y de los reservorios naturales que favorecen la regulación estacional del agua.
Dada la gran variabilidad de las proyecciones, ciertos modelos anuncian una disminución importante de la disponibilidad del agua. El extremo más seco de los siete modelos considerados proyecta una disminución mayor al 50% de la disponibilidad de agua. Dado que el modelo “más seco” para cada localidad puede ser distinto, de estos mapas no se puede concluir que todo el país podría enfrentar un estrés hídrico de esa magnitud al mismo tiempo, pero sí que cualquier lugar del territorio nacional, en algún momento, lo podría enfrentar. A pesar de la alta incertidumbre en las proyecciones de los cambios de la disponibilidad de agua, los resultados del estudio permiten observar tendencias consistentes para el manejo del recurso hídrico en el futuro.
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31Dado que en el aspecto regional resulta difícil separar la escorrentía superficial y subsuperficial, en este estudio se consideran de manera conjunta. Las escorrentías superficial y subsuperficial determinan la disponibilidad de agua en los reservorios.
Lea el documento completo aquí: La economía del cambio climático en el Perú
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