Con la tecnología de Blogger.

Las negociaciones sobre el clima que se realizarán en diciembre de este año en París, son consideradas la última oportunidad para que los gobiernos del mundo se comprometan de modo vinculante con objetivos que pudieran detener nuestra marcha hacia la catástrofe. Pero en la cuenta regresiva hacia París, muchos de estos mismos gobiernos ya firmaron o están impulsando una serie de ambiciosos tratados comerciales y de inversión que inviabilizarán las medidas que se podrían tomar para enfrentar el cambio climático (ver recuadro 1).

 

Recuadro 1: Mega tratados clave que se negocian estos días
CETA: Comprehensive Economic and Trade Agreement (Acuerdo Económico y Comercial Global) entre la Unión Europea y Canadá. Las negociaciones terminaron en el año 2014, pero el texto aún necesita ser ratificado. Se habla aún de ajustar el lenguaje sobre la protección a los inversionistas, dada la magnitud de la protesta pública sobre el tema.
FTAAP: Free Trade Area of Asia and the Pacific (Área de Libre Comercio de Asia y el Pacífico) un pacto comercial que tiene por objetivo llegar a todos los estados miembros del Foro de Cooperación Económica del Asia Pacífico (APEC). Originalmente fue propuesta por los Estados Unidos pero actualmente es propuesto por China como un contrapeso al TPP (el cual excluye a China). Aún no comienzan las negociaciones.
TiSA: Trade in Service Agreement (Tratado sobre Comercio de Servicios) un pacto muy significativo, negociado secretamente entre 40 países fuera de la Organización Mundial de Comercio. Tiene por objetivo establecer nuevos estándares mundiales para el comercio de servicios para todos los acuerdos comerciales futuros.
TTIP o TAFTA: Transatlantic Trade and Investment Partnership (Asociación Transatlántica de Comercio e Inversión) entre la Unión Europea y los Estados Unidos. Está en negociación, pero ha sido rechazado masivamente por la sociedad civil.
TPP o TPPA: Trans Pacific Partnership (Acuerdo Trans Pacífico de Cooperación Económica) recientemente firmado por 14 países de ambos lados del Pacífico (Australia, Brunei, Canadá, Chile, Estados Unidos, Japón, Malasia, México, Nueva Zelandia, Perú, Singapur, Vietnam) Deberá ser ratificado por los parlamentos nacionales.
RCEP: Regional Comprehensive Economic Partnership (Asociación Económica General Regional) es un acuerdo comercial entre los diez miembros de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (Brunei, Burma, Camboya, Indonesia, RDP de Laos, Malasia, Filipinas, Singapur, Tailandia, Vietnam) y seis vecinos: Australia, China, India, Japón, Nueva Zelandia y Corea del Sur. Actualmente está siendo negociado a puertas cerradas.
 

Lo que sabemos hasta el momento acerca de estos acuerdos, a partir de los pocos documentos que se han filtrado de las negociaciones secretas, es que originarán una mayor producción, más comercio y más consumo de combustibles fósiles —en un momento donde existe consenso sobre la necesidad de reducir todo ello.(1) En particular, se espera que el Acuerdo Económico y Comercial Global entre la Unión Europea y Canadá y la Asociación Transatlántica de Comercio e Inversión (TTIP) entre la Unión Europea y Estados Unidos, se traduzcan en una mayor dependencia de la Unión Europea hacia los combustibles fósiles importados desde América del Norte, así como en una reducción del espacio político necesario para promover economías de bajas emisiones de carbono y energías renovables. Por otro lado, se espera que el Acuerdo Estratégico Trans Pacífico de Asociación Económica (conocido como TPP), un mega pacto en que participan 14 países de Asia y de América y que fue concluido a comienzos de este mes, resulte en más exportaciones desde los Estados Unidos hacia los países de la Cuenca del Pacífico. Los nuevos acuerdos también incorporarán las disposiciones de resolución de conflictos, entre los inversionistas y el Estado, que las empresas ya están usando mediante el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), para revertir las moratorias sobre el fracking (o explotación mediante fractura hidráulica) de yacimientos de gas y otras medidas ambientales implementadas por los gobiernos.(2)

Menos aún se ha dicho acerca de cómo afectarán nuestro clima las disposiciones sobre producción de alimentos y agricultura incluidas estos acuerdos. Pero la pregunta es de extrema importancia, porque la producción de alimentos y la agricultura tienen un enorme impacto sobre el cambio climático. De la deforestación al uso de fertilizantes y de las granjas industriales a las estanterías de los supermercados, producir, transportar, consumir y desechar alimentos, produce cerca de la mitad de todas las emisiones de gases con efecto de invernadero.(3) Debido a que la creación de nuevos canales para el flujo de bienes agrícolas y el cambio de los regímenes regulatorios y de inversión para el agronegocio y la industria alimentaria tienen alta prioridad en los acuerdos actuales, sin lugar a dudas habrá un impacto sobre el cambio climático —y muy posiblemente negativo, a menos que hagamos algo.

Consideramos que existen siete formas mediante las que la producción de alimentos y la agricultura, como componentes de los actuales acuerdos comerciales y de inversión, harán que la crisis climática empeore.

1. Aumentar la producción, comercio y consumo de alimentos que emiten grandes cantidades de gases con efecto de invernadero.

Los acuerdos comerciales, se dice, están hechos para aumentar el comercio. Esto incluye el comercio de alimentos.

Datos: Environmental Working Group “Meat eater’s guide to climate change and health”, 2011

Los alimentos que contribuyen mayormente al cambio climático son: carnes rojas (las peores: vacuno, ovino y cerdos), lácteos (los peores: mantequilla y queso, seguido por leche y huevos), pescado (los peores: captura industrial directa y piscicultura industrial), aves, aceite de palma y alimentos altamente procesados (los peores: aquéllos transportados por vía aérea). Por supuesto, éstas son generalizaciones. Hay muchos estudios que tratan de medir en forma precisa las emisiones de gases con efecto de invernadero generadas por distintos alimentos, dependiendo de dónde y cómo son producidos.(4) Pero, aproximadamente, la situación es la que se ve en el gráfico 1.

En términos de producción agrícola, la carne y los lácteos son los principales contribuyentes al cambio climático (ver recuadro 2). Solamente el 11% de toda la carne producida se comercializa internacionalmente, pero a nivel global, la producción y consumo de carne tienen una proyección de crecimiento de 17% para el 2024 y, en definitiva, una duplicación para el 2050.(5) Se espera que el aumento del comercio juegue un papel en este crecimiento y parte de éste se originará a partir de los acuerdos comerciales más recientes, lo cual podría cambiar bastante la dinámica actual del comercio de la carne.(6) Por supuesto, no podemos predecir cuánto aumentará el comercio y el consumo como resultado directo de estos acuerdos, pero se espera que las disminuciones de aranceles y los estándares más bajos, lleven a un aumento de la oferta y, por consiguiente, también del consumo en los países importadores. Eso, después de todo, es lo que los grupos de cabildeo de las empresas intentan lograr.

Tomemos, por ejemplo, el TTIP. La firma del tratado hará que el mercado europeo se abra a la carne estadounidense, la de alta y la de baja calidad. (Las cuotas para carne libre de hormonas aumentarán, mientras que las restricciones sanitarias disminuirán.(7)) La carne europea de calidad no podrá ser capaz de competir, produciendo un desplazamiento de la producción hacia los Estados Unidos. Bajo el CETA, Canadá enviará más cerdo, carne y lácteos a Europa, mientras que la Unión Europea exportará más queso a Canadá. 

Recuadro 2: El elefante —perdón, ¿el cordero?— en el cuarto
La industria de la carne es tal vez la mayor causa individual del cambio climático. Los datos varían, son controvertidos y están posiblemente distorsionados. Por ejemplo, en ciertos lugares hay una tendencia a presentar las actividades ganaderas súper industrializadas de Estados Unidos o de Europa Occidental, como más “climáticamente amigables” que los sistemas de pastoreo sustentable en India o Níger. Esto es, porque agencias como FAO tienden a usar el estrecho punto de vista de la “eficiencia” para hacer las comparaciones y no consideran la contribución positiva para el clima proveniente de los sistemas de pastoreo sustentable de Asia o África. Incluso el IPCC, el cual produce la mayor parte de la “ciencia” en la que las personas se basan para juzgar y actuar sobre el cambio climático, se equivoca a veces. En consecuencia, no hay razones para tener dudas acerca de que criar o capturar animales para la alimentación es una de las mayores causas del cambio climático.
Algunos antecedentes importantes que conviene considerar:
  • De acuerdo a un estudio de FAO publicado en 2006, frecuentemente citado pero muy criticado, la ganadería es responsable del 18% de todas las emisiones de gases de invernadero. Investigadores del Banco Mundial que escribieron un informe para el Instituto Worldwatch en el año 2009, lo elevaron a un 51%. En el año 2013, FAO redujo esta cifra a 15%. De cualquier forma, es alto —más que todas las formas de transporte (aviones, autos, barcos) en conjunto.
  • Dos tercios (65%) de las emisiones de la ganadería vienen de la producción de carne (35%) y de lácteos (30%), según informó FAO en el año 2013.26 La producción lechera es responsable del 4% de todas las emisiones globales de gases de invernadero.
  • Un cuarto de la superficie de tierras del mundo es utilizada para pastoreo y cerca de la mitad de todos los cultivos que se producen (40%) —los que también producen gases de invernadero— son para alimentar el ganado.
  • El ganado contribuye al cambio climático, no tanto en términos de carbono, sino en términos de metano (proveniente de los sistemas digestivos de los rumiantes, equivalente a 47% de sus emisiones) y de óxido nitroso (proveniente de los fertilizantes usados para producir su alimento y de su estiércol y orina, que equivale al 24% de las emisiones de la ganadería). El metano y el óxido nitroso son mucho más peligrosos para nuestro clima que el dióxido de carbono. De hecho, datos recientes de la Universidad de Minnesota, Yale y el USDA, sugieren que el IPCC ha estado subestimando las emisiones de óxido nitroso proveniente de la producción industrial de cultivos —la mayor parte para producir alimento animal— en alrededor de un 40%.
Hay que tener en cuenta la opinión general de que el consumo mundial de carnes y lácteos se duplicará de aquí al 2050 y ello constituye un problema serio y creciente
La buena noticia es que sí se puede hacer algo respecto a esto, y de forma relativamente rápida. Disminuir la producción, consumo y comercio de carne y lácteos sería una forma efectiva y realista de reducir el caos climático. Comparado con el carbono, es bastante más fácil y mucho más rápido eliminar el metano de la atmósfera. En relación al óxido nitroso, una contracción y reestructuración de la industria de la carne hacia sistemas locales y a pequeña escala, podría ser una forma de deshacerse de muchos de los fertilizantes que están siendo usados actualmente para producir alimento animal.
No tenemos que convertirnos en veganos, pero si queremos enfrentar el cambio climático necesitamos acciones muy serias en relación a la industria de la carne a una escala sistémica e internacional. No es suficiente dejar de extraer y de usar combustibles fósiles.
(Es importante notar que los datos de FAO sobre las emisiones de GEI proveniente de la ganadería, se elaboran con datos entregados por la industria de carne y de los lácteos: el International Poultry Council (Consejo Internacional Avícola), International Feed Industry Federation (Federación Internacional de la Industria de los Piensos), International Meat Secretariat (Oficina Permanente Internacional de la Carne), International Egg Commission (Comisión Internacional del Huevo) y.... Danone.
 

Se espera que el reciente acuerdo de libre comercio concluido entre China y Australia (ChAFTA), tenga un importante papel en el aumento de la producción y el comercio de lácteos en la región Asia-Pacífico. China importa cerca del 20% de su consumo de productos lácteos y estas importaciones crecen constantes.(8) Hasta ahora, debido al acuerdo comercial entre China y Nueva Zelandia, esta última dominaba el abastecimiento extranjero de lácteos de China. Ahora se espera que Australia se apodere de parte de este mercado. Al mismo tiempo, las propias empresas chinas invierten con fuerza en la producción de lácteos en Australia, para exportarla de vuelta a China.(9) También expanden su base de producción de carne en Nueva Zelandia, con el mismo fin.(10)

Las crecientes importaciones de carne a China, que ahora se permiten sólo desde un puñado de países, crecieron un 18% en la primera mitad de 2015.(11) Actualmente Australia da cuenta de cerca de la mitad de ese mercado debido al ChAFTA.(12) Gracias al acuerdo entre China y Nueva Zelandia, China es el mayor comprador del cordero neozelandés y el segundo mayor comprador de carne vacuna de Nueva Zelandia.

Si se firma TTIP, se va a ampliar el mercado europeo de carne de Estados Unidos (Foto: Mishka Henner)

El comercio de lácteos fue un tema muy polémico en las negociaciones del TPP —situación que, según los informes, se mantuvo hasta el final de las negociaciones. Ahora que el acuerdo fue firmado, Washington afirma que la industria agrícola de Estados Unidos es “la gran ganadora” en el TPP, ya que no sólo se espera que crezcan significativamente las exportaciones estadounidenses de lácteos, sino también las de carne vacuna y cerdo.

Más allá de los aranceles y las cuotas, se espera que crezcan los mercados para algunas compañías de agronegocios y sus inversionistas debido a la dilución de las regulaciones sobre sanidad alimentaria y las leyes de etiquetado, como resultado de estas nuevos acuerdos.(13) Ésta es una preocupación importante para los agricultores y consumidores en un número importante de países cuyos gobiernos están negociando. Por desgracia, pese a las declaraciones de los líderes políticos de que nada cambiará, muchos de los cambios regulatorios que son impulsados por los gigantes de los agronegocios implican disminuir los estándares para los productos químicos, abrir los mercados a la carne clonada o a alimentos modificados genéticamente y disminuir las barreras relacionadas con las enfermedades de las aves (gripe aviar) y la carne vacuna (vacas locas). Con el TPP, ahora sabemos que el gobierno estadounidense se aseguró el derecho a impugnar los estándares de sanidad alimentaria de otros países y de establecer nuevas normas para la presencia de organismos genéticamente modificados en los alimentos.(14) Esto, seguro, expandirá el alcance de la industria de alimentos de Estados Unidos a nivel global.

2. La promoción de la agricultura industrial de exportación en desmedro de los sistemas de agricultura y producción de alimentos locales 

Pollos de engorde, que son criados por su carne, producen siete veces más emisiones de gases de efecto invernadero que las aves criados de forma doméstica . (Foto: Roibu / Alamy)

La expansión de los mercados para las aves de corral y la leche en polvo de Europa ha sido, desde hace tiempo, un aspecto importante en la agenda de la liberalización de los mercados de la Unión Europea, como bien saben los agricultores y los pequeños ganaderos de África, que se han estado movilizando desde hace años para detener el comercio desleal de pollos y excedentes lácteos, altamente subsidiados, provenientes de Europa. Estas luchas están cada vez más conectadas con el cambio climático. La producción industrial de aves de corral, después de todo, es una importante fuente de emisiones de gases con efecto de invernadero. Los pollos Broiler, que son criados por su carne, producen siete veces más emisiones de GEI que las aves criadas de forma doméstica. Y las gallinas ponedoras, que son criadas por sus huevos, producen cuatro veces más.(15)

El consumo de pollos está aumentando en muchos países debido a que es una carne de bajo costo y, en consecuencia, se espera que el comercio global de aves de corral aumente. Todo este comercio se origina en las granjas avícolas industriales, que provocan mayores emisiones que la crianza casera (o a pequeña escala) de aves. Las granjas avícolas de Brasil y Estados Unidos están entre las primeras de la lista de destructoras del clima, lo que es principalmente atribuido a su dependencia de la soja (o soya).(16) Aun en China, donde las exportaciones son sólo una pequeña fracción de la producción del país, los acuerdos comerciales impulsan un aumento de las importaciones de materias primas para producir piensos (alimento animal), lo que favorece a los criaderos industriales que se construyen con crecientes niveles de inversión extranjera.

Más allá de las aves de corral, actualmente los expertos dicen que, en los próximos diez años, el mayor consumo global de carne hará que las emisiones totales de gases con efecto de invernadero aumenten independientemente de la mayor eficiencia en la conversión de forraje a carne en los sistemas de producción industrial.(17)

3. El fomento de los supermercados globales y los alimentos altamente procesados

Las principales actores del comercio de alimentos en supermercados, están apuntando al crecimiento tanto en Asia como en África y América Latina, mediante los diversos nuevos acuerdos comerciales. La expansión de los supermercados globales trae consigo una expansión en la producción, comercio y consumo de alimentos procesados. Por ejemplo, bajo el TLCAN, la producción y el consumo de los alimentos procesados se disparó en México, trayendo consigo serios problemas de salud pública y el comercio minorista ha pasado a ser controlado por las grandes cadenas globales.(18)

Los alimentos procesados —producidos por Mondelez, Nestlé, Pepsico, Danone, Unilever y similares— son importantes emisores de gases con efecto de invernadero, no sólo debido a la gran cantidad de energía usada en el envasado, procesamiento y transporte de los alimentos, sino también debido a las emisiones generadas en la producción. Los alimentos procesados son producidos a partir de la materia prima más barata que las compañías puedan conseguir en el mundo entero. Un paquete estándar de alimento de supermercado, puede contener leche en polvo de Nueva Zelandia, maíz de los Estados Unidos, azúcar de Brasil, soja de Argentina y aceite de palma de Indonesia —todos alimentos que están en lo más alto de la escala de emisiones.

Un estudio reciente de una caja de cereal de desayuno encontró que comer una porción de 100 genera el equivalente a 264 gramos de CO2. Añade leche para el cereal y las emisiones aumentan de dos a cuatro veces.

Un estudio reciente de una caja de cereal para el desayuno de Kellog’s, encontró que el consumo de una porción de 100 gramos genera el equivalente a 264 gramos de CO2. Si se agrega leche al cereal, las emisiones aumentan de dos a cuatro veces. Los ingredientes explican cerca de la mitad del total de emisiones del cereal, mientras que la fabricación, envasado y transporte contribuyen el resto. Los investigadores identificaron más de 20 países desde los cuales se obtuvieron los ingredientes, incluyendo maíz de Argentina, leche en polvo de la Unión Europea, arroz de Egipto y Tailandia, trigo de España y azúcar de Estados Unidos.(19)

El crecimiento de los supermercados y los alimentos procesados también implica deforestación y otros cambios en el uso de la tierra y el agua para producir más azúcar, maíz, soja y aceite de palma —cuatro productos que forman la columna vertebral del sector de los alimentos procesados. Por ejemplo en Nigeria, Wilmar, la mayor compañía comercializadora de aceite de palma en el mundo, tiene planes de expandir sus plantaciones de palma aceitera en el Estado de Cross River y eso, señalan grupos locales, inevitablemente significará nueva deforestación. A través de sus acuerdos comerciales con la Asociación de las Naciones del Sud Este Asiático (ASEAN), India se ha convertido en uno de los principales mercados para el aceite de palma de Indonesia y Malasia, desplazando al aceite de coco, mostaza, maní, sésamo y otros aceites vegetales tradicionales de India, los cuales, claramente, son menos dañinos para el clima. Lo mismo ocurre en China, el segundo mercado más grande para el aceite de palma de ASEAN después de India.

El Acuerdo Trans Pacífico (TPP) que se firmó recientemente puede traer una importante alza en la producción, comercio y uso del aceite de palma. “Espero que haya una gran estampida de la inversión extranjera en el Sudeste de Asia cuando se publique el texto final del acuerdo”, señaló Deborah Elms, directora ejecutiva del Asian Trade Center (Centro de Comercio Asiático) al Wall Street Journal.(20) En específico, se supone que el sector de aceite de palma de Malasia atraerá gran parte de esta estampida, mientras los inversionistas se apuran a amarrar esta nueva y barata fuente de aceite para la industria de comida rápida de Estados Unidos.(21)

4. Fraude climático: la externalización de las emisiones

Uno de los efectos de los acuerdos comerciales es que la manufactura está siendo externalizada hacia países de bajos salarios y con pocas restricciones ambientales. Los países donde estos productos son consumidos aparentan tener una reducción de las emisiones cuando en realidad esas emisiones simplemente han sido transferidas hacia los países donde ahora se producen los bienes. Como vemos en el caso de Estados Unidos y China, ni uno ni otro país quiere asumir la responsabilidad. Lo mismo ocurre con los alimentos.

Los acuerdos comerciales favorecen la producción de alimentos en países con bajos costos y/o una producción altamente subsidiada, con altos niveles de emisión. Estos países tienen poderosos grupos de cabildeo a favor de la agricultura industrial (Estados Unidos, Brasil, Nueva Zelandia, Europa) y a menudo, dependen fuertemente de las exportaciones agrícolas para obtener sus ingresos provenientes del extranjero (Estados Unidos, Brasil, Nueva Zelandia, Irlanda, Indonesia, Vietnam). Es altamente improbable que estos países implementen cualquier medida para reducir las emisiones que pudieran afectar la competitividad de sus productos agrícolas. Ya hemos visto a estos países actuando junto con sus compañías, para atajar los esfuerzos internacionales por lograr recortes significativos en las emisiones originadas por la agricultura, por ejemplo, con la Alianza Global para la Agricultura Climáticamente Inteligente.

Es poco probable que las emisiones importadas junto con los alimentos sean tomadas en cuenta por alguno de los países importadores. Aun así, si algún país importador quisiera implementar medidas para reducir la importación de ciertas materias primas que provocan altas emisiones de gases con efecto de invernadero, podrían ser impugnadas, bajo los nuevos tratados, como restricciones desleales al comercio.

5. Más agro-combustibles
El Acuerdo Trans Pacífico (TPP) que se firmó recientemente puede traer una importante alza en la producción, comercio y uso del aceite de palma.

Los agro-combustibles son otra forma de energía contaminante que, junto con los combustibles fósiles, podrían aumentar a causa de los últimos acuerdos comerciales. Esto ocurre especialmente cuando los capítulos de inversión de los tratados comerciales buscan “nivelar el campo de juego” para los inversionistas extranjeros, estableciendo reglas sobre “tratamiento nacional” y “la nación más favorecida”, lo que facilita mucho el acceso a la tierra para producir combustibles agroindustriales. Las nuevas normas sobre patentes impuestas mediante estos acuerdos, también hacen más fácil que las compañías exporten sus tecnologías, sabiendo que gozarán de derechos monopólicos en los países firmantes. Hoy, las políticas climáticas de la Unión Europea han consolidado el acaparamiento de tierras en África para la producción de etanol para los mercados europeos. China, que actualmente se abastece de etanol proveniente de Pakistán y Vietnam, sus supuestos socios en el nuevo acuerdo de libre comercio, también invierte fuerte en Brasil con el mismo propósito (el primero de los embarques de etanol brasileño para China zarpó recientemente desde Sud América). La industria de biocombustibles de Canadá espera ganar un nuevo mercado de 50 millones de dólares canadienses, abierto en la Unión Europea gracias a CETA.(22) Muchos cultivos para biocombustibles —caña de azúcar, remolacha azucarera, camote, palma aceitera, maíz, sorgo, raps oleaginoso— también pueden ser usados indistintamente en la industria de los alimentos.

Se han hecho cálculos mediante modelos econométricos que indican que, al aprobarse el TTIP entre los Estados Unidos y la Unión Europea, Estados Unidos verá un gran incremento en la producción de bioetanol y biodiesel y en su exportación hacia la Unión Europea. Ésta, a su vez, verá un gran alza en la producción de azúcar y en su exportación hacia los Estados Unidos.(23) El efecto en cadena sobre Brasil, Argentina y China será importante también.

A pesar de su mal desempeño en lo relacionado con derechos humanos, derechos agrarios y emisiones de carbono, se espera que la producción de biocombustibles sea promovida cada vez más como una energía renovable dentro de las estrategias de mitigación climática, y los tratados comerciales y de inversión ayudarán a eso.

6. Menor apoyo a las economías locales de producción de alimentos


Bajo la llamada doctrina de libre comercio, los programas de “compre lo nacional” o “compre lo local”, así como las regulaciones sobre el etiquetado que señala el país de origen , son consideradas generalmente discriminatorias y distorsionadoras del comercio. La Organización Mundial de Comercio (OMC) ha hecho poco para desalentar estas iniciativas, pero los nuevos tratados comerciales bilaterales y regionales pueden hacerlo. Mediante el TTIP, la Unión Europea quiere, particularmente, obtener mucho mayor acceso para las compañías europeas a los mercados públicos de Estados Unidos. Los grupos que han luchado por la soberanía alimentaria ven esto como una amenaza potencial para las economías alimentarias locales que han estado construyendo esforzadamente durante las últimas décadas (por ejemplo, iniciativas de los consejos sobren políticas alimentarias para apoyar el uso de alimentos producidos localmente en servicios públicos como colegios y hospitales).(24) Cualquier acción para hacer que las iniciativas para comprar o utilizar productos locales sean ilegales en el sector de los alimentos, resultará automáticamente en una mayor desestabilización climática.(25)

Lo mismo es cierto para las iniciativas que apoyan las compras “verdes” o los programas que exigen comprar a las medianas y pequeñas empresas, en nombre de la mitigación del cambio climático. Ambos tipos de esfuerzo pueden ser impugnados por las compañías como discriminatorias. Los tratados de libre comercio y los tratados de inversión suelen tener un mecanismo de controversias entre el inversionista y el Estado que les permite a las compañías impugnar políticas de gobierno como éstas. A veces, estos juicios resultan en inmensas compensaciones financieras a favor de la compañía que resulta perjudicada por estas leyes. A veces hace que los gobiernos cambien las políticas para evitar estas demandas.

Al igual que en el sector de la energía, se necesita enfrentar el consumo para enfrentar el cambio climático. Aumentar la producción y el comercio, o sólo hacerlos más verdes, no aliviará el problema. Ya que los gobiernos están de acuerdo en que el 15% de todas las emisiones globales de gases de invernadero provienen de la producción ganadera y que el 74% de éstas proviene de las carnes rojas y lácteos, se tiene una gran oportunidad para eliminar efectivamente una gran parte del problema climático a través de las iniciativas locales. Pero para hacer esto, necesitamos derrotar los tratados comerciales y las ideologías que afirman que promover las economías “locales” es anti libre mercado y es algo malo para nosotros. (¡Sólo es malo para las multinacionales!)

7. Declarar ilegales las medidas de seguridad alimentaria


En el año 2013, diversos gobiernos —respondiendo a los intereses de las corporaciones, principalmente de aquellas provenientes de los Estados Unidos— intentaron promulgar una regla de la OMC con la que las compras públicas de alimentos en tiempos de crisis debían ser consideradas una forma de subsidio agrícola distorsionador del comercio. Muchos gobiernos compran productos agrícolas a los agricultores para estabilizar los mercados, garantizar precios, generar reservas o sistemas de distribución en el interés público. Los estragos causados por el cambio climático —inundaciones, sequías, tifones, etcétera—, en un mundo de desregulación y concentración corporativa hacen que la escasez de alimentos se torne más común y más amenazante. Esto significa que estas medidas básicas de seguridad alimentaria y los programas de compras públicas son cada vez más necesarios. Irónicamente, tan pronto como las negociaciones sobre clima en París terminen en diciembre, los representantes de los gobiernos volarán a Nairobi a una reunión ministerial de la OMC, para decidir si tales medidas serán consideradas legales o no bajo el régimen global de comercio.

¡Es el momento de detener la desestabilización del clima! 

se tiene una gran oportunidad para eliminar efectivamente una gran parte del problema climático a través de las iniciativas locales. (Foto: Greenpeace Filipinas)
Los patrones de consumo de alimentos están cambiando. La llamada dieta “occidental” [esa dieta centrada en la carne, la azúcar, la harina blanca, las grasas, la sal, con gran énfasis en alimentos procesados o chatarra] se está expandiendo, particularmente en el Sur global, llevando consigo problemas de salud, pero también aumentando la presión sobre el clima. (Algunas personas dicen que necesitamos cambio de dieta, no cambio climático). Los comerciantes de materias primas agrícolas, las empresas de agronegocios, las cadenas de supermercados, los grupos de inversión y otros tipos de corporaciones, que financian y conducen el sistema industrial de alimentos, tienen un gran interés por expandir los negocios justamente en esos mercados. Los tratados comerciales son una gran herramienta para lograr esto, pero no es sólo un tema Norte-Sur. Las compañías brasileñas están compitiendo con sus equivalentes tailandesas por la participación en los mercados emergentes en África, Rusia y Medio Oriente. Australia quiere una mayor porción de la acción en China, la que a su vez está haciendo más negocios con los Estados Unidos. Etcétera.

Tenemos que despertar y sacar cuentas. Si queremos afrontar el cambio climático, tenemos que detener el consumo de algunos alimentos y eso significa parar la producción y también el comercio. Afortunadamente, se puede hacer. Pero requiere una reducción estructural progresiva de las grandes empresas alimentarias, de los grandes supermercados y de aquéllos que lo financian. En su lugar, las pequeñas y medianas fincas, las formas de procesamiento y los mercados a pequeña y mediana escala, respaldados por las adquisiciones y el financiamiento públicos, harían un mejor trabajo. Esto requiere una arremetida y unir las luchas en torno al cambio climático a las luchas por la soberanía alimentaria y en contra de los tratados comerciales promovidos por las corporaciones.

¿Qué hacer? 

Unirse a las campañas cada vez más grandes contra los principales tratados comerciales, como TTIP, TPP, RCEP, TiSA y CETA. Ver en bilaterals.org los enlaces a los sitios de los grupos claves y también más información.
Iniciar una campaña centrada en el comercio, el clima y los alimentos, para parar los tratados comerciales que su gobierno esté negociando, demostrando cómo afectarán específicamente las emisiones de gases de invernadero provenientes de la producción de alimentos.
Si están participando, poner el tema de los alimentos y el comercio de los alimentos en las discusiones y acciones locales en contra del cambio climático. Venir a París a las movilizaciones en las afueras de la COP21. Existirá un bloque “comercial” en las marchas callejeras para demandar la suspensión del TTIP y del CETA y otros de la nueva ola de tratados comerciales. Y habrá un día de acción, el 9 de diciembre, dedicado enteramente a los alimentos, agricultura y cambio climático.
Usen su imaginación para desarrollar iniciativas concretas para reducir nuestra dependencia del sistema industrial de producción de alimentos y reducir la demanda por sus productos. Iniciar una acción de boicot —esto es lo que los líderes de la industria de alimentos más temen.
Ser más conscientes del impacto sobre el clima de los alimentos que uno come e iniciar, unirse o fortalecer una iniciativa local de producción de alimentos, ya sea una cooperativa, un programa escolar o una AMAC (Asociación para el mantenimiento de la agricultura campesina), un ARC (Agricultura respaldada por la comunidad), una feria campesina …


 Tomado de: GRAIN


-----------------------------------------



1 Ver los próximos informes de Corporate Europe Observatory, http://corporateeurope.org, así como los informes anteriores de Sierra Club, Amigos de la Tierra, CEO y otros en http://www.bilaterals.org/?+-climate-+
2 Peter Rossman, “Against the Trans-Pacific Partnership,” Jacobin, 13 mayo 2015: https://www.jacobinmag.com/2015/05/trans-pacific-partnership-obama-fast-track-nafta/
3 Ver La Via Campesina y GRAIN, “Soberanía alimentaria: 5 pasos para enfriar al planeta y alimentar a su gente,” 5 diciembre 2014, https://www.grain.org/article/entries/5100-la-soberania-alimentaria-5-pasos-para-enfriar-el-planeta-y-alimentar-a-su-gente
4 No estamos en condiciones de analizar estos datos aquí, pero esperamos hacerlo pronto.
5 Ver OCDE-FAO, Agricultural Outlook 2015, 1 julio 2015, http://dx.doi.org/10.1787/agr_outlook-2015-10-en. El comercio de productos del mar se ha duplicado en los últimos cinco años y llega a ser la proteína más ampliamente comercializada. Para más información, ver Rabobank, http://rabobank-food-agribusiness-research.pr.co/98495-seafood-a-myriad-of-globally-traded-aquatic-products
6 Ver el capítulo sobre “ampliado” sobre carne en OECD-FAO, op cit.
7 El tonelaje permitido de carne libre de hormonas quizás podría aumentar 50 mil toneladas por año. Ésta es una hipótesis con la que están trabajando los analistas, lo que refleja lo que la Unión Europea le ofreció a Canadá bajo el acuerdo CETA. http://capreform.eu/ttip-and-the-potential-for-us-beef-imports/
8 Ed Gannon and Simone Smith, China FTA: “Australian dairy to win share from New Zealand”, Weekly Times, 26 mayo 2015, puede obtenerse en http://www.weeklytimesnow.com.au/agribusiness/dairy/china-fta-australian-dairy-to-win-share-from-new-zealand/story-fnkeqg0i-1227369585925; “China dairy sector”, CLAL.it, http://www.clal.it/en/?section=stat_cina
9 Los inversionistas chinos no son los terratenientes extranjeros más grandes en Australia pero están comprando u ofertando por algunas de las más importantes operaciones de ganado y leche del país. Ver farmlandgrab.org.
10 Ver por ejemplo, Naomi Tajitsu y Charlotte Greenfield, China's Bright to buy 50 pct stake in NZ meat processor (Bright de China comprará el 50% de las acciones de un procesador de carne en Nueva Zelandia), Reuters, 14 sep 2015, http://www.reuters.com/article/2015/09/15/newzealand-silverfern-merger-idUSL4N11L1E820150915
11 “China's agricultural imports in disarray”, Dimsums, 15 agosto 2015, http://dimsums.blogspot.fr/2015/08/chinas-agricultural-imports-in-disarray.html
12 “Pengxin podría comprar dos campos ganaderos en Australia”, China Daily, 29-8-2015, http://www.ecns.cn/business/2015/08-29/179146.shtml
13 Ver GRAIN, “La sanidad alimentaria en el tratado de comercio Unión Europea – Estados Unidos: “saliéndose de los moldes”, 10 diciembre 2013, https://www.grain.org/article/entries/4848-la-sanidad-alimentaria-en-el-tratado-de-comercio-union-europea-estados-unidos-saliendose-de-los-moldes y Amigos de la Tierra, GRAIN, IATP y otros, “EU-US trade deal threatens food safety”, 5 febrero 2015, https://www.grain.org/e/5129
14 Matthew Weaver, “Vilsack: TPP text available in next 30 days”, Capital Press, 6 octubre 2015, http://www.capitalpress.com/Nation_World/Nation/20151006/vilsack-tpp-text-available-in-next-30-days
15 Los datos son del informe del Modelo de Evaluación Ambiental de la Ganadería Mundial de la FAO (GLEAM por sus siglas en inglés), “Greenhouse gas emissions from pig and chicken supply chains”, 2013, http://www.fao.org/docrep/018/i3460e/i3460e.pdf
16 Idem, figura 36, página 55.
17 Idem.
18 Ver GRAIN, “Libre comercio y la epidemia de comida chatarra en México”, 2 marzo 2015, https://www.grain.org/article/entries/5171-libre-comercio-y-la-epidemia-de-comida-chatarra-en-mexico
19 Harish Kumar Jeswani, Richard Burkinshaw, Adisa Azapagic, “Environmental sustainability issues in the food-energy-water nexus: Breakfast cereals and snacks”, Science Direct, abril 2015, http://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S2352550915000238
20 Jake Maxwell Watts, Kathy Chiu and Celine Fernandez, “Company stampede to Southeast Asia seen on Trans-Pacific Partnership trade pact.” Wall Street Journal, 7 octubre 2015, http://www.wsj.com/articles/company-stampede-to-southeast-asia-seen-on-trade-pact-1444230531
21 Bernama, “TPP broadens market scope in US, say palm oil experts”, 7 de octubre 2015, http://www.themalaymailonline.com/money/article/tpp-broadens-market-scope-in-us-say-palm-oil-experts
23 John Beghin, Jean-Christophe Bureau y Alexandre Gohin, “The impact of an EU-US Transatlantic Trade and Investment Partnership agreement on biofuel and feedstock markets”. J Working Paper 14-WP 552, noviembre de 2014, http://www.card.iastate.edu/publications/dbs/pdffiles/14wp552.pdf
24 Ver Karen Hansen-Kuhn, “Local economies on the table: TTIP procurement update”, IATP, 13 de noviembre, 2014, http://www.iatp.org/documents/local-economies-on-the-table
25 No todas las iniciativas sobre mercados locales en el sector de los alimentos son mejores para el clima. Pero muchas lo son.
26 FAO, “Major cuts of greenhouse gas emissions from livestock within reach, Key facts and findings”, 26 de septiembre 2013, http://www.fao.org/news/story/en/item/197623/icode/





Stephen Sherwood, Pedro Oyarzun, Ross Borja, Max Ochoa y Christopher Sacco

Terreno escarpado de los Andes, al norte de Potosí, Bolivia
Foto: autores


Durante siglos, a través de ensayo y error, los agricultores andinos desarrollaron conocimientos sofisticados que les permitían interpretar y predecir el clima y adaptar sus sistemas de siembra y prácticas culturales a su medio ambiente local. Aprendieron a "leer" los patrones del tiempo a través de la observación de la floración de ciertas especies, el brillo de las estrellas y el comportamiento de los animales. Domesticaron especies rústicas de plantas y animales -por ejemplo, la papa, el chocho o tarwi ( Lupinus mutabilis ), la quinua, y las llamas- para las difíciles condiciones de las zonas de altura. Sin embargo, frente a los cambios en los patrones meteorológicos estas prácticas, fundamentadas en el tiempo pasado, están volviéndose menos útiles y hasta obsoletas, y los agricultores tradicionales, tales como Alejandrina, están empezando a obtener peores cosechas, con lo que se pone en cuestión la viabilidad de sus medios de sustento en las lejanas alturas.

El desafío
El informe más reciente del Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) presenta un panorama sombrío para el futuro de 28 millones de agricultores que luchan para ganarse la vida en las altamente vulnerables laderas de los Andes. A menos que se haga algo, los agricultores de la región, que ya están viéndose en apuros para soportar condiciones severas e impredecibles, no podrán afrontar la creciente crisis del clima.

Las predicciones sobre la desaparición de los glaciares en la mayor parte de los Andes han cambiado de 30 a 15 años. La pérdida de esta fuente de agua afectará los microclimas y el flujo de los arroyos, planteando un importante desafío para las poblaciones urbanas y rurales que dependen de las aguas de los glaciales para la producción. La pérdida de los glaciares, que capturan como hielo la humedad atmosférica y liberan lentamente agua fresca que forma arroyos, incrementará la importancia de otras fuentes de agua. Estudios adicionales en los Andes apuntan a que habrá menos pero más intensas lluvias -lo que producirá tanto sequías como inundaciones- más vientos y ciclones, brotes de enfermedades y plagas, y la aceleración de la erosión de la tierra y del consumo de materia orgánica del suelo (MOS). Esto último es especialmente preocupante, dada la importancia que tienen los suelos en la captura y filtración del agua en entornos de altura. En resumen, el cambio climático modificará sustancialmente el acceso al agua e incrementará la ya inherente incertidumbre de la agricultura y la vida rural en los Andes.

Katalysis: descubriendo el agua que nos rodea
A la fecha, las propuestas que se han hecho para el cambio climático se han centrado en soluciones basadas externamente, en especial modelos de predicción y variedades tolerantes a la sequía que son de uso muy limitado en entornos montañosos sumamente variables. Las bien documentadas críticas de la Revolución Verde nos enseñan que esas soluciones manejadas por la gente de afuera, por muy bien intencionadas que sean, no pueden responder a los problemas, siempre cambiantes y altamente específicos, que los agricultores enfrentan en sus campos. En vez de ello, nosotros visitamos aldeas rurales en busca de ideas. Durante los últimos tres años, la Red de Manejo Comunitario de Recursos Naturales (MACRENA) y Vecinos Mundiales, con una pequeña subvención del Programa Reto del Agua y la Alimentación (CPWF), han estado trabajando con grupos de agricultores en partes remotas de Ecuador y Bolivia para desarrollar respuestas localizadas. El resultado ha sido un proceso interactivo de aprendizaje activo que hemos llamado "Katalysis".

A través de una serie de encuentros e intercambios, los agricultores nos dijeron que el agua representaba la mayor barrera (y oportunidad) para hacer frente al cambio climático. En vez de enfocarnos en traer agua a los agricultores desde fuentes lejanas, una propuesta que puede ser prohibitivamente cara y difícil de replicar, decidimos centrarnos en acercar conceptualmente a los agricultores al agua que los rodeaba. Esto consistió, en particular, en ayudar a las personas a apreciar el valor de las tremendas cantidades de lluvia que caían sobre sus campos, hogares y caminos pero que no era utilizada. También incluyó el uso creativo de plantas y animales de maneras que pudieran traer nueva abundancia a sus granjas.

Los primeros ejercicios incluyeron estudios sobre la precipitación. Por ejemplo, medimos las escorrentías desde los techos, que por lo general sumaban miles de litros por cada lluvia en una sola casa. Después, le pusimos valor, aplicando el precio del agua embotellada en el mercado local. ¡A través de este ejercicio, los agricultores aprendieron que, efectivamente, botaban decenas de miles de dólares cada año! Estudios posteriores midieron los millones de litros que se escurrían desde sus campos cada año.

Don Alfonso nos habla sobre cómo su aprendizaje y subsecuentes innovaciones (por ejemplo, este tanque hecho con llantas recicladas) ayudaron a transformar su granja y su familia en el Valle de Chota, al norte de Ecuador
Foto: autores

Como muchos participantes querían invertir en depósitos de almacenaje muy caros, decidimos enseñarles la capacidad de retención que tiene la materia orgánica en el suelo. Pesando calcetines llenos de materia orgánica antes y después de sumergirlos en un balde con agua, los participantes descubrieron que sus campos guardaban millones de litros de agua y que aumentando la materia orgánica del suelo (MOS) en un uno por ciento por hectárea podrían capturar 100.000 litros adicionales cada vez que lloviera. Hay muchas maneras de incrementar la materia orgánica en los suelos. Los agricultores pueden reducir la labranza, aplicar estiércol e intensificar el barbecho sembrando cultivos de cobertura, los cuales efectivamente "cosechan" luz solar y la depositan como materia vegetal en los suelos (para ejemplos, ver LEISA 24-2 de setiembre 2008). Después de evaluar opciones, los agricultores con quienes trabajamos determinaron que esta última alternativa -los cultivos de cobertura- proporcionaba la manera más rentable de incrementar MOS y, así también, la capacidad de retener agua de sus suelos. Otros estudios sobre el uso eficiente del agua, la comparación entre canales de riego con aspersores y mangueras de goteo, por ejemplo, ayudaron a los agricultores a sentir un nuevo aprecio por alternativas de riego aparentemente costosas que en realidad eran 20 veces más eficientes que los aspersores. Este aprendizaje permitió a los agricultores no solamente entender cómo sobrevivir al cambio climático, sino también catalizar el rendimiento de sus inversiones, de ahí el nombre de nuestro enfoque.

Transformando el desierto en un oasis
Las palabras de Alfonso Juma, un agricultor del semiárido valle de Chota en el Norte de Ecuador revelan el potencial de Katalysis: "Cuando supe dónde estaba el agua, pude sembrar ese pequeño lote de alfalfa. Con la alfalfa, pude tener cuyes. El cuy produce abono para mis suelos. Todavía tenemos un largo camino que recorrer, pero ya los cuyes me han devuelto los 200 USD invertidos en materiales . Cuando comencé no tenía ningún cuy . Hoy tenemos 300 cuyes que valen 5,00 USD cada uno o sea 1.500 USD en total. Eso es mucho más de lo que ganaba en la ciudad. Ahora puedo quedarme en casa con la familia. Usando el estiércol, he plantado 75 árboles de mango y palta. Mi granja se ha convertido en un oasis. Cada año se volverá más y más verde. Antes mi chacra no tenía plantas. Mi mayor problema hoy en día es que ya no tengo tierras donde sembrar".

A través de un puñado de experimentos de aprendizaje, una relativamente pequeña inversión en tuberías, un filtro, manguera de goteo y la utilización creativa de plantas y animales, Katalysis ayudó a Alfonso y a su esposa Olga a dar rienda suelta al potencial biótico de su chacra. En solo 18 meses, transformaron un desierto en un oasis. En Bolivia hay comunidades agrícolas que han obtenido resultados similares.

Planes para el futuro
La variabilidad del clima ha sido siempre un problema inherente a la agricultura de montaña. El cambio climático promete incrementar esa variabilidad -sobre todo de la lluvia- a tal punto que pone en cuestión los actuales sistemas de producción y los medios rurales de subsistencia. Como resultado, cada vez más los agricultores no pueden permitirse evitar o ignorar el agua que los rodea. En áreas de alta vulnerabilidad, la utilización más creativa del agua puede ser la única manera en que los agricultores enfrenten los desafíos presentes y futuros del cambio climático.

A diferencia de otras propuestas para riego en situación de cambio climático, Katalysis no depende de costosas inversiones externas, sino más bien de la movilización de conocimientos y creatividad locales, que continuamente proporcionan ganancias a futuro. La experiencia Katalysis puede ayudar a los agricultores a encontrar y revalorar la enorme reserva de agua no usada que generalmente los rodea, lo que les permitirá utilizar ese recurso en su agricultura.

Hemos empezado a invertir en un número de mecanismos de apoyo, tales como visitas de intercambio, experimentación conducida por los propios agricultores e intercambios entre ellos, para ayudar a que Katalysis se extienda de agricultor a agricultor y de comunidad a comunidad en los Andes. Hemos empezado a ayudar a que se establezcan grupos y que manejen sus propios "fondos de innovación de agua", los que gracias a la capacidad productiva del agua han demostrado ser un medio muy viable de generar ahorro local y crear sistemas de crédito. También estamos invirtiendo en diferentes formas de Agricultura de Apoyo comunitario, tales como el creciente movimiento de las Canastas Comunitarias para asegurarnos de que los agricultores continúen desarrollando los vínculos que necesitan con los mercados para traducir el incremento en la producción en ingresos (para mayor información sobre este movimiento ver LEISA 24-3 de diciembre 2008; página 26). Hasta el momento hemos ayudado a comunidades a establecer varias docenas de estos fondos de innovación, 90% de los cuales continúan, y entre ellos hay varios que han crecido en forma significativa.

Estamos también trabajando con socios nacionales y regionales, tales como el Colectivo de Agroecología de Ecuador, el Programa para Innovación Local en los Andes (PROLINNOVA-Andes), el Consorcio para el Desarrollo Sustentable de la Ecoregión Andina (CONDESAN) la Comunidad de Práctica Regional de la Fundación McKnight , y el Programa Global Reto del Agua y la Alimentación , para compartir la experiencia de Katalysis y promocionarla como una alternativa promisoria, centrada en los agricultores, a las otras propuestas existentes para enfrentar el cambio climático. Esperamos que otros se nos unan en el futuro desarrollo de Katalysis y otras maneras similares de ayudar a los agricultores a aprender a hacer frente al cambio climático.

Stephen Sherwood
Pedro Oyarzun
Ross Borja
Max Ochoa
Christopher Sacco

Fuente Original: LEISA
http://www.agronoticiasperu.com/416/cambioglobal002.jpg

Habla el Dr. Kenneth R. Young, ex Director del Programa de Geografía y Ciencias Emaciales de la Fundación Nacional de la Ciencia de los Estados Unidos de América, hoy profesor principal de Geografía y Ambiente en la Universidad de Texas, Austin, y uno de los mayores estudiosos internacionales del ecosistema andino


Entrevista: Enzo Alminagorta Via y Rada


— Para comenzar, Dr. Young, ¿por qué y cuándo llegó a interesarse por el estudio de los bosques andinos?

—Los trópicos —donde está el Perú— siempre han sido y son temas de interés especial para los científicos. Por eso, al finalizar mis estudios de pregrado en ecología, decidí buscar una oportunidad para conocer los Andes tropicales y la Amazonia. Así, en 1981 me enrolé como voluntario en el equipo del renombrado botánico Alwyn Gentry, del Jardín Botánico de Missouri, que en ese tiempo desarrollaba el Proyecto “Flora of Peru”. Mi labor fue colectar muestras botánicas en varios puntos de este país.


4,500 PLANTAS ÚNICAS DEL PERÚ


— ¿Cuáles son las principales características de la flora andina en general y de los bosques en particular, incluso en comparación con otras formaciones vegetales del mundo?

— Su característica más importante es el alto grado de endemismo o presencia de especies únicas en un determinado espacio. Esto obedece a la topografía agreste de los Andes, que limita la distribución geográfica de las especies. Una evidencia de ello es que literalmente cada valle y a veces cada ladera tiene características únicas, ecológicamente hablando. Es único y —a la vez— algo difícil de comprender para quienes estamos interesados en la biodiversidad.

—¿Por qué difícil?

—Porque en los Andes un punto “a” es muy diferente a un punto “b” en especies de plantas y animales. Por ello, todo es importante. La situación es distinta en la Amazonía, porque ahí no hay tantas barreras geográficas y las especies pueden tener rangos mucho más grandes. En otras palabras, un punto “a” en la selva tiene muchas especies, pero son casi las mismas que en el punto “b”.

— ¿El endemismo entraña un problema frente al cambio climático?

— Sí, porque hay especies restringidas a una sola montaña o quebrada. Por ejemplo, una planta que hoy vive en los 4,000 metros de altitud, con el cambio climático —en 30-40 años más— tendrá que desplazarse a 4,500, para sobrevivir. Pero si esa montaña termina en los 4,000 metros, no podrá moverse y, en consecuencia, desaparecerá; lo cual sería trágico para el ecosistema.

—¿Inevitablemente?

—Me niego a aceptar que esto ocurra, porque sería una gran pérdida para el patrimonio genético del mundo. Pero estoy muy preocupado, porque hay 5,500 especies de plantas que sólo crecen en el Perú, o sea que son endémicas de este país. Entonces, si esas especies están amenazadas por cambio climático, el único que puede y debe salvarlas es el mismo país, incluso para no agravar la erosión de los suelos que se quedarían sin cobertura vegetal. En este sentido, pienso que debemos identificar a las especies en riesgo y decidir si las vamos a salvar en semillas, las vamos a ayudar a moverse o simplemente dejarlas que se extingan.

—¿No hay más opciones?

—Ninguna.






ROL DE LA FLORA


—¿Cómo habría sido la cobertura vegetal del Perú antes de que las intervenciones humanas y otros factores que comenzaron a degradarla?

—Todo indica que habría sido por lo menos tres veces más grande que la de ahora, especialmente en los Andes. Dentro de este marco, se estima que el bosque seco tropical (costa y sierra baja) está en 5% de su cobertura original; mientras que el bosque húmedo o pluviestacional (selva alta) está en 10%. Sólo el bosque muy húmedo (selva baja) todavía tiene bastante cobertura. La influencia humana se remonta a más de 9,000 años. Con el comienzo de la deforestación y las quemas —para habilitar chacras— se introdujo un nuevo factor de perturbación ecológica en los Andes.

— Históricamente, ¿qué roles básicos ha cumplido la flora silvestre en el ecosistema y la economía de los Andes?

— La vegetación es el núcleo de vida de los ecosistemas andinos: por captar y fijar el nitrógeno atmosférico, por producir carbono como parte de la fotosíntesis, por facilitar la retención y el intercambio de agua, por oxigenar al ambiente, por posibilitar la interacción de la biodiversidad (flora, fauna y microorganismos), y por proveer diversos bienes y servicios ecosistémicos a la gente. Algunos no ven esto porque es parte de la acción natural del ecosistema, pero representa un valor incalculable para el equilibrio ambiental y la vida del ser humano.



CAMBIOS


— ¿Cuáles son los principales cambios que se han operado o se están operando en la cobertura vegetal de los Andes, como consecuencia del calentamiento global y el cambio climático, aparte de las conocidas intervenciones humanas, Dr. Young?

— Primero, los sistemas acuáticos y de humedales están cada vez alterados por el retroceso glaciar o desglaciación, lo cual es un efecto directo. Pero también hay muchos cambios indirectos. Por ejemplo, el aumento de las especies leñosas (arbustos), en desmedro de las herbáceas (pastos), probablemente asociado al incremento de la temperatura y el contenido de dióxido de carbono; lo que altera los procesos de fotosíntesis. También la descomposición vegetal cambia, resultando en alteraciones de las cantidades de carbono guardadas en los ecosistemas.

— ¿Cuál es el motivo de estas modificaciones?

— Los ecosistemas andinos cambian porque están directamente afectados por la desglaciación y los procesos afines. Pues los hielos permanentes están desapareciendo, lo cual abre espacios para que las plantas puedan colonizarlos, trepando más arriba.

Es un efecto directo del calentamiento global: a mayor temperatura, menos hielo, por lo cual las plantas tienden a ocupar ese espacio. Cuando desaparece el agua de los glaciares, cambia toda la hidrología: desde los lagos, lagunas y ríos hasta los acuíferos y el mar.


—¿Qué pasaría —y más o menos en cuánto tiempo— si los peruanos no hacemos nada por reaccionar ante ello?

— Desde mi punto de vista, hay que priorizar el criterio de sostenibilidad como base de los modelos económicos de desarrollo. Pero como aun así la dinámica de los ecosistemas tiende a seguir cambiando, debemos considerar también que los modos de producción y extracción de recursos naturales tienen que adaptarse a estos cambios. Y este proceso tiene que empezar hoy, que mañana será tarde.

—No hay tiempo que perder.

— Es imprescindible la intervención humana creativa y responsable, porque la naturaleza va a seguir cambiando. Lo racional es comprender su tendencia, incluso para aprovecharla.

—¿Por dónde empezar la intervención?

—Lo más importante es tener herramientas científicas para predecir los cambios, como consecuencia del calentamiento global, con el fin de anticiparse a los mismos y facilitar la adaptación en los nuevos escenarios ecológicos.




FORESTACIÓN


—¿Todas las plantas se están yendo a altitudes mayores?

—Lo complicado en el Perú es que unas especies responden a las temperaturas y otras a la humedad. Este caso es más crítico en los Andes, porque a veces ir más arriba no significa encontrar más humedad, sino todo lo contrario. Entonces, algunas especies van a tener que bajar. Aún más, varias especies que hoy viven juntas, dentro de algunos años tendrán que separarse.

— ¿Cuáles son los principales desafíos y oportunidades que nos plantea este proceso?

— El principal desafío es que simplemente no tenemos conocimientos científicos de base y los recursos humanos necesarios para responder con eficiencia al cambio. Y la principal oportunidad sería dar un valor a los servicios ambientales e incluir a éstos en los planes de desarrollo local, regional y nacional.

— Como en los últimos 44 años ha desaparecido el 43% de nuestros nevados y glaciares, los cuales hoy nos proveen el 70 % del agua que requerimos en el largo período de estiaje, algunos consideran que una de las alternativas más prácticas para ir sustituyendo a este papel de esas formaciones de hielo, es reforestar al máximo posible las pendientes altoandinas, aplicando tecnologías de retención de lluvias para dar humedad a los espacios arborizables y arborizados. ¿Cree Ud. que este planteamiento es acertado?

— Lo fundamental es usar el agua en forma racional y efectiva. La reforestación es una oportunidad; pero que debe considerar cuidadosamente el manejo de las cabeceras de cuencas. Pues también la vegetación natural no boscosa de puna es muy efectiva como actor en el ciclo hidrológico.

— ¿A qué especies deberíamos dar prioridad en un esfuerzo de esta índole?, y

—A las especies nativas. Son éstas las que están plenamente adaptadas a las condiciones edáficas y climáticas del ecosistema andino; por lo que proveen —incluso— hábitat a la fauna silvestre.

—¿Qué experiencias internas o externas que Ud. conoce podrían servirnos como referencias o modelos para asegurar el éxito de un programa nacional en conservación, manejo y mejora de cuencas?

— Hay experiencias muy interesantes en Colombia, donde combinan estudios del impacto climático futuro con decisiones prácticas sobre qué especies forestales deben sembrarse, ahora considerando la tendencia del clima y las características de los bosques en el futuro. Hay también experiencias valiosas en otros países montañosos que han identificado especies amenazadas por el cambio climático, para intervenir con prácticas de asistencia a la migración de éstas y así posibilitar su continuidad, mediante los gradientes ambientales.


QUÉ HACER


— ¿Qué deberíamos hacer los peruanos sensibles y responsables para aprovechar los estudios realizados por usted y las instituciones a los que pertenece, con el fin de maximizar la prevención, la mitigación y la adaptación frente al cambio climático en los Andes?

—Mi opinión sería informarse de lo que está pasando. En este sentido, la información científica indica cambios rápidos y que también éstos irán cambiando en el futuro. Ante esto, la sociedad tiene que responder, no simplemente esperar. Pero adaptarse o mitigar los efectos del cambio en disponibilidad de agua y cantidades de dióxido de carbono en el atmósfera requiere discutir también prioridades para el desarrollo de la sociedad. Llega a ser una cuestión de valores y decisiones sobre qué ruta tomar. La información científica es útil, pero las decisiones deben salir de discusiones mucho más amplias.

—¿Qué instituciones y científicos peruanos podrían liderar —según su punto de vista— el proceso de adaptación de los Andes ante el cambio climático?

— Los cambios globales (no sólo climáticos, sino también socioeconómicos) están afectando a todos los sectores de la sociedad. Muchas oportunidades para adaptarse podrían presentarse, por ejemplo, en cómo vivimos en las ciudades o cómo educamos a los niños. Responder a esto no es tarea de sólo el Ministerio del Ambiente, es tarea de todos los ministerios; incluso más crucial para los que ven los sectores de economía, alimentación, energía, salud y educación. Es importante, también que los científicos puedan estudiar toda la complejidad de los ecosistemas en relación con los cambios globales. Pero hacer estudios de calidad requiere inversión en bibliotecas, laboratorios y otros elementos básicos, así como en los estudiantes. Muchas veces no podemos avanzar con la planificación ambiental sólo por falta de líneas de base y estudios elementales. Algo tan sencillo como pruebas de germinación de semillas de árboles andinos o estudios sobre la polinización de sus flores, son estudios indispensables que también deben estar al alcance de los estudiantes, como base para sus proyectos de tesis.


Versión Original en: Revista Agronoticias

Archivo del blog

 
Facebook Dribbble Tumblr Last FM Flickr Behance