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Aunque el primer paso para la adaptación al cambio y la
variabilidad climática es sentar acertadamente las bases, i.e. avanzar
hacia una gestión más integrada del agua, es claro que para la
adaptación también se requiere promover “medidas de adaptación”
prácticas y específicas, tanto a nivel de acciones individuales con
usuarios del agua como aquellas dirigidas a influenciar políticas con
los administradores del agua.
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En la gestión del agua, se debe responder
al riesgo y la variabilidad del clima con estrategias específicas.
Moench y Stapleton (2007: 62) han identificado tres servicios
que serán particularmente importantes para satisfacer las necesidades
hídricas en un contexto de aumento de la variabilidad climática y la
frecuencia de eventos extremos:
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Almacenaje: la capacidad de amortiguar y atenuar fluctuaciones en la disponibilidad de agua.
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Ejemplos: incrementar la capacidad de
almacenaje, tanto en reservorios, como en forma de humedad en el suelo y
en acuíferos, en resumen, “reducir la velocidad del agua que sale de
una cuenca” (Van der Zaag, 2006).
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Suministro: la capacidad
de suministrar agua a todos los usuarios, en el momento oportuno, en la
cantidad requerida y con la calidad necesaria, incorporando
consideraciones de eficiencia y uso en la definición del
“requerimiento”.
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Ejemplos: gestión de la demanda (reducir el uso de agua) y/o reducir “pérdidas”.
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Protección: la capacidad de evitar daños a medios de vida, infraestructura, ambiente, etc., cuando los sistemas hidrológicos fluctúan.
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Ejemplos: control del agua (caro y a menudo
arriesgado) y/o evitar el daño: “dando espacio al agua” (usando áreas
protegidas como áreas de inundación, construir montículos de tierra,
desarrollar agricultura tras la retirada de las inundaciones
periódicas), planificación y diseño de uso de tierra e infraestructura,
pronósticos climáticos a corto plazo (tres meses) y sistemas de alerta
temprana.
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La Figura 14 visualiza los nueve casos
analizados alrededor de estos tres grandes grupos de servicios. El
conjunto constituyó una buena combinación de experiencias, puesto que
permitió cubrir los tres ejes de adaptación a la variabilidad y los
riesgos climáticos en cuanto a recursos hídricos se refiere (ASOCAM,
2008b: 7).
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Los casos: Lagunas multipropósito en
Mojocoya, Chuquisaca, Bolivia, sistematizado por ATICA y
Concertar-Intercooperation, y Represa y sistema de riego Ch’iyara
Qhochi, Cochabamba, Bolivia de CIPCA son similares en su planteamiento.
Ambos tienen un componente de almacenaje del agua para redistribuir su uso de forma intranual, combinado con la construcción y operación de sistemas de uso del agua (suministro),
con un fuerte énfasis en riego. En ambos casos, el método de riego
actual es por superficie, lo que deja abiertas posibilidades de reducir
la demanda y las pérdidas a futuro. La diferencia está en la escala, en
la forma de manejo de los reservorios: en Ch’iyara Qhochi la represa
alimenta a un sistema de riego de mediana escala (180 ha) y está bajo
manejo de la organización. En cambio, las lagunas multipropósitos son
familiares y su difusión es amplia: se construyeron 264 lagunas entre
1998 y 2007.
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El caso del sistema de riego Píllaro, Tungurahua, Ecuador, trabajado por CESA, está orientado a incrementar el suministro
de riego para los agricultores de la zona. La intervención contiene
elementos también de gestión de la cuenca (zona de páramo) y del agua
(se busca acuerdos de redistribución de acceso al agua entre usos de
intereses divergentes), pero su orientación principal es el suministro
de agua de riego, en parte, con tecnología de riego por aspersión.
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Se nota que varios casos buscan o tienen el potencial de combinar los servicios que brinden los sistemas hídricos.
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Los cuatro casos:
• Reservas de Patrimonio Natural, Santa Cruz, Bolivia, de ICO;
• Protección y gestión de manantes, Cusco, Perú, de MASAL;
• Manejo y conservación de suelos en áreas degradadas, Cochabamba, Bolivia
• Franjas de seguridad para la recarga de acuíferos, Cochabamba, Bolivia, ambos de PROMIC
- Están orientados a mejorar la capacidad de almacenaje
y regulación de las cuencas receptoras de agua, promoviendo la
protección de la cobertura vegetal natural, que mejora la capacidad de
infiltración de los suelos, alimentando los acuíferos o manantes
locales. Los casos: Manejo y conservación de suelos en áreas degradadas,
Cochabamba, Bolivia, y Protección y gestión de manantes, Cusco, Perú,
de MASAL, también incluyen obras físicas como zanjas de infiltración,
terrazas y bancos. Con una mayor intensidad de la lluvia relacionada al
CC&VC, la protección del suelo contra la erosión hídrica se vuelve
fundamental. En conjunto, estos casos buscan reducir la velocidad de
escurrimiento e incrementar el tiempo de permanencia del agua en una
cuenca.
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Varios de estos casos también combinan elementos de
promoción de la normatividad local para la protección y la
reforestación, tanto mediante el control social de los pobladores como
de la regulación formal por parte de los gobiernos locales, y el
desarrollo de capacidades locales (especialmente el caso de Protección y
gestión de manantes, Cusco, Perú, de MASAL).
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La propuesta de Franjas de seguridad para la recarga de
acuíferos, Cochabamba, Bolivia de PROMIC, además de este énfasis sobre almacenaje, contiene un claro elemento de protección,
vía la planificación y el establecimiento de normas locales y
municipales sobre el uso de zonas de drenaje natural, que se encuentran
dentro de áreas de expansión urbana.
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Del mismo PROMIC, el caso de gestión de riesgos de
inundaciones en el municipio de Tiquipaya, Cochabamba, Bolivia, también
es un claro ejemplo de protección. La metodología de
planificación territorial del municipio, caracterizada por el uso de
herramientas como SIG y la participación y los conocimientos de la
población organizada, permite identificar zonas y poblaciones de mayor
riesgo de ser afectadas por inundaciones, para orientar mejor la
preparación y la reducción de los riesgos. Los riesgos actuales de
inundación seguramente se incrementarán con los efectos de CC&VC.
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El caso del Foro de los Recursos Hídricos del Ecuador,
trabajado por CESA, no se deja encajar en estos tres servicios que están
directamente relacionados con el recurso agua, ya que es una propuesta
que se dirige a la gestión pública del agua a nivel
nacional principalmente. Sin embargo, es fundamental sentar las bases
para lo que podría ser una gestión más preparada para cualquier cambio.
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