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Vida andina y cambio climático 

 

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Walter Valer Chacón

La vida del poblador andino siempre estuvo ligada a las condiciones climáticas de su entorno que han influido en sus actividades productivas y reproductivas, pero con cierto equilibrio a diferencia de la que hoy percibimos.

La variabilidad climática es considerada como un desorden o cambio natural que siempre existió producto de las condiciones atmosféricas extremas; es decir, cuando la temperatura, humedad y precipitación fluctúan por encima o debajo de sus valores normales las que se hacen evidentes mediante las precipitaciones pluviales excesivas, sequias prolongadas o presencia de heladas.

Estos cambios en el pasado no han sido de tanta preocupación por su condición natural y la periodicidad o estacionalidad con la que se presentaban al posibilitar su predicción y, por ello, la programación de la producción agropecuaria gracias a la inmensa capacidad interpretativa de las señas o indicadores climáticos de parte de los campesinos andinos, permitiendo minimizar sus efectos negativos para asegurar las cosechas y conservar nuestro ecosistema y biodiversidad.

Hoy, debido al cambio climático -atribuido directa o indirectamente a la actividad humana, principalmente a la industria-, expresado en el incremento de la temperatura en casi 2°C, la situación es distinta: Las especies vegetales existentes en los valles interandinos buscan adaptarse en pisos más altos o están extinguiéndose y algunos animales migran hacia otros pisos ecológicos en busca de un clima más adecuado.

Es frecuente encontrar valles donde las plantas frutales sembradas para uso ornamental y que nunca dieron frutos, hoy sean productivas; los moscos y mosquitos -que impedidos por la altitud como barrera natural siempre vivieron en pisos ecológicos bajos- hoy aparecen por encima de los 3000 metros; sucede igual con las polillas de madera, granos, plagas y enfermedades en cultivos, pulgas, ratas, entre otros. Tampoco es extraño ver la frecuencia con la que se presentan los friajes en distintas zonas de la sierra del país que acaban con cultivos y la crianza de animales, o la disminución del agua dulce en las fuentes naturales por disminución de la masa glaciar y escasa recarga a causa de la irregularidad de las lluvias que ponen en riesgo el agua para el consumo humano y la agricultura. Esta gravísima situación nos conlleva a sugerir lo siguiente:

A todos nos corresponde recuperar las enseñanzas ancestrales donde se reconocía a la Madre Tierra como fuente de vida donde prevalecía la convivencia armoniosa de ésta con el hombre, permitiendo la satisfacción de las necesidades humanas sin deteriorar el ambiente.

Cada nivel de gobierno debe asumir un rol protagónico y su responsabilidad para que ciudadanos y autoridades tomen conciencia sobre el cambio climático como el principal problema actual y futuro. Deben reestructurar los presupuestos públicos, emitir o difundir políticas de adaptación y mitigación del cambio climático, y reducir riesgos ante posibles desastres.

Los empresarios deben tomar conciencia sobre el daño ambiental que causan y -sin abandonar su rentabilidad, su responsabilidad social y la satisfacción de necesidades humanas- optar por una producción más sana y de respeto al ambiente.

Los productores agropecuarios con la ayuda de técnicos deben orientarse a la producción orgánica, construir escenarios para la producción seleccionando animales y plantas (cultivos) que permitan mitigar o adaptarse a estos inevitables cambios.

La población, las entidades estatales y la sociedad civil deberán recurrir a tecnologías existentes o perfeccionarlas para la siembra de agua, protección de fuentes, almacenamiento y uso del agua, uso de prácticas para provocar la infiltración mediante la forestación y protección de bosques que incremente la cobertura vegetal. También será importante los cambios en nuestros estilos de vida y patrones de consumo como respuesta a este nuevo escenario por lo que debe intensificarse nuestras prácticas para el menor consumo de energía, adquisición de productos con empaques reciclables, disminuir el consumo de agua, caminar, utilizar bicicletas o transporte masivo de pasajeros, hacer uso de la energía solar, sembrar árboles y practicar el reciclaje, reutilización y reducción de residuos sólidos, entre otros.

Asociación SER

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El agua, un tema estratégico en todo el ciclo minero

El agua es ampliamente reconocida como un recurso estratégico para la industria minera. Incluso, el valor y la viabilidad de algunos prospectos mineros pueden estar condicionados por la disponibilidad de recursos hídricos. La creciente demanda de agua ha llevado a las empresas a buscar suministros alternativos y no tradicionales. La desalinización de agua de mar, el uso de agua de mar no tratada y la reutilización de aguas residuales domésticas e industriales, son algunas de las soluciones adoptadas por los diferentes proyectos mineros para adaptarse a este nuevo escenario.

El creciente costo del agua, también ha obligado a la industria a ser más eficiente en su uso, a reducir su pérdida y reciclarla tanto como sea posible. Esto requiere del desarrollo de balances hídricos seguros y fiables. Asimismo, el impacto de las actividades mineras y el depósito de residuos en la calidad del agua en los alrededores de los proyectos, son preocupaciones importantes para la industria minera y deben evaluarse en una perspectiva a largo plazo que incluya etapas de cierre y post cierre.
En este sentido, predecir, prevenir y controlar la contaminación de drenajes es esencial para garantizar la sustentabilidad ambiental de los proyectos. Todos estos aspectos luego deben ser integrados en un análisis de la huella hídrica, como la base del sistema de gestión del agua de cualquier proyecto minero.






Se han aprobado 70 artículos de autores provenientes de 20 países, entre los que se encuentran: Argentina, Australia, Brasil, Canadá, Chile, Nueva Zelanda, Noruega, México, Perú, Sud África, España, Holanda, Gran Bretaña y Estados Unidos.

Entérese que artículos fueron aprobados aquí




La agonía del agua dulce


Por Alexander Bonilla D.

En el futuro próximo, este recurso vital se volverá escaso. La escasez del agua se convierte en uno de los 7 problemas principales del mundo, a la par del cambio climático. Esta es la realidad y nos debe preocupar a todos. Por eso debemos protegerla, manejarla y distribuirla adecuadamente. No se vale desperdiciarla, porque es ilógico, irracional y tiene un costo ambiental, social y económico.

El 70% de la superficie terrestre está cubierta de agua. Solo el 2.5% del agua disponible es dulce, pero de esta el 70% está congelada en los glaciares, y el resto está en los suelos como humedad o está encapsulada en profundos mantos subterráneos. Hoy día menos del 1% del agua dulce están disponibles para consumo. Hoy un 18% de la población mundial (más de 1.100 millones de personas) no tiene acceso a agua potable, y más de 2.400 millones de seres carecen de saneamiento adecuado. Más de 2.200 millones de personas, la mayoría niños, mueren cada año a causa de enfermedades asociadas a la falta de agua potable. Se estima que el consumo de agua aumentará en un 40% en los próximos años.

El consumo global de agua dulce se ha multiplicado por 6 entre 1900 y 1995, mientras que la población solo lo ha hecho por 3. El consumo total de agua se ha triplicado desde 1950, sobrepasando los 4.300 KM3/año. Para el 2025 según los expertos dos tercios de la población mundial vivirá en países con escasez moderada o severa de agua.

Por otra parte, la distribución del agua dulce es muy desigual. Solo el 2% de la precipitación mundial cae en las zonas áridas y semiáridas, que representan el 40% de la masa terrestre.

Las causas de esta crisis anunciada del agua son varias; todas relacionadas con el hombre: cambio climático, deforestación, contaminación de fuentes, sobreuso, sobreexplotación, desperdicio. Pero también en cuanto a calidad hay otros factores que afectan en agua, entre ellos:

-la mayor parte de la población vive en cuencas compartidas, lo que provoca mayor competencia en cuanto a su uso (58 en América).

-la situación jurídica de protección y manejo del recurso es ambiguo y no se ajustan a las realidades actuales.

-la falta de recursos económicos para tener redes adecuadas de distribución y contar con plantas de tratamiento y evitar su contaminación.

-la falta planificación en el crecimiento de ciudades y proyectos (industriales, turisticos, agrícolas).Se presiona peligrosamente el recurso agua.


El sector agrícola con la irrigación es el mayor consumidor de agua del mundo (65%).Son pocos los países que cuentan con un riego eficiente. Luego tenemos al sector industrial con un 25%. Finalmente esta el sector domestico y de otros usos urbanos con un 10%. Un dato interesante es que para el 2015 el uso industrial subirá al 34%, en detrimento al uso agrícola y doméstico.

Hoy el agua potable llega de fuentes cada vez más lejanas, de embalses o ríos. Pero también una gran mayoría, proviene de fuentes subterráneas (constituyen el 97% del agua dulce del mundo), las cuales estamos sobreexplotando y contaminando. Según un estudio, el agotamiento incontrolado de las fuentes de agua subterráneas representa una seria amenaza para la seguridad de los alimentos en muchos países pobres. Bueno, no solo para la alimentación; también para la salud y paz social, agregaríamos nosotros.

La escasez del agua es un problema hidrológico que ha derivado a un problema humano, y de seguridad nacional en algunos países. Pero también se ha convertido en un problema económico, pues es demandado en un 90% de las actividades económicas.

En consecuencia, tenemos grandes desafíos para el agua .Entre ellos: proteger y recuperar la fuentes principales (deforestadas, erosionadas, salinizadas); distribuirla correctamente (a todos los usos con prioridad al doméstico); dar agua de calidad; controlar la contaminación de las agua superficiales y especial de las subterráneas; aprender a reusar el agua; aprender a no desperdiciar este recurso vital; darle un valor económico al agua. Pero quizás el principal desafío es mental: que APRENDAMOS QUE EL AGUA NO ES UN RECURSO INAGOTABLE.

El agua tiene derecho a la esperanza.

Ecoportal.net

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